Williams saltó a la pista como si detrás de su trayectoria no hubiera más de dos décadas recorridas.
Las luces y el glamour en el Arthur Ashe quedaron atrás, a diferencia de lo ocurrido en el duelo de primera ronda, en el que a pesar de lo que sucediera la fiesta era de Serena, el ambiente en el juego contra Anett Kontaveit fue de total incertidumbre, pues el estadio, entregado a su reina, vivió un sinfín de altibajos.
Williams saltó a la pista como si detrás de su trayectoria no hubiera más de dos décadas recorridas, cual juvenil, llegó a todas las bolas que fueron necesarias; su potencia y profundidad se apoderaron de la pista ante una combativa Kontaveit, que si bien cayó en el primer parcial, impidió en más de una vez el quiebre de su servicio y consiguió mandar el set al tie break cuando lucía más complicado.