Vicario: La humildad es la madre y maestra de todas las virtudes

En la vida es necesario aprender a servir, ya que no hay otro camino.

La mañana del pasado 28 de agosto, decenas de feligreses asistieron a la misa dominical de la Capilla Santiago Apóstol de Monclova a escuchar las palabras emitidas por el Vicario Juan Francisco en el vigésimo segundo domingo del tiempo ordinario.

El vicario destacó que la palabra de Dios invita a reflexionar sobre la virtud de la humildad, pues muchas veces se ha escuchado que esto conlleva a aceptar las virtudes que se tienen, pero sobre todo los defectos. Las virtudes se deben de poner al servicio de la comunidad y ante los defectos hay que ser dóciles y pequeños, ya que solo el que se acepta así mismo podrá conocerse, amarse y superarse tal y como lo indica San Ignacio de Loyola y para ello es necesario invocar al espíritu santo, con el objetivo de poder ser obedientes al plan de Dios y se puedan dar muchos frutos.

Virtud. Agregó que solo abrazando a la voluntad y a la del Dios vivo se podrá obtener felicidad, sin embargo, es importante saber el verdadero significado de la humildad y San Gregorio la define como la madre y maestra de todas las virtudes, pero para ser sencillos se necesita no creerse más de lo que uno es, pues hoy la sociedad en cuanto a ámbitos políticos, económicos, sociales y religiosos necesitan de personas con humildad y el propósito de servir por generosidad y gratitud.

Capacidad. El mayor título que la humanidad tiene es que todos son hijos amados de Dios. Jesús sugiere considerarse inferiores a los de más, es decir, tener la capacidad de servicio, ya que este es el mayor de los poderes y si se quiere poder en la vida es necesario aprender a servir, ya que no hay otro camino, porque solo el que sirve ama y el que ama es capaz de dar la vida y hay que proceder siempre en todo momento con sencillez de todo corazón. A través de la vivencia y la caridad también se puede lograr la humildad sincera, ya que el que ama es feliz y tiene vida eterna y solo puede amar quien se ha sentido amado por el señor y la sociedad. Como ejemplo se tiene a Jesús, pues él es quien se puso en el último lugar, supo colocarse al servicio de los demás y la entrega generosa hasta la cruz. Dejó como enseñanza que para ser grandes se debe de tener humildad y de esta manera se podrá subir a lo alto de los cielos.
Esta virtud es una condición necesaria para que Dios pueda exaltar a las personas, por ellos se debe hacerse pequeño y abrazarse a la cruz propia sabiendo que esto conlleva hasta el último lugar.

 

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