Encuadres...Entender la economía

El pasado viernes, el director de la Reserva Federal de Estados Unidos, Jerome Powell, hizo un anuncio crudo, que es muy probable que la Fed imponga más alzas grandes a las tasas de interés durante los próximos meses, en busca de controlar la que es considerada la peor inflación en decenios.

Powell reconoció que la continuación de esa política de la Fed causará dificultades para muchos hogares y negocios, con la desaceleración de la economía y pérdidas potenciales de empleos. Sin embargo, indicó que estos “son los costos desafortunados de reducir la inflación”, argumentando que “si no se restaura la estabilidad de precios, esto representaría penurias mucho mayores”.

El mensaje de Powell, en el simposio anual del banco central en Jackson Hole, decepcionó a los inversionistas, que esperaban indicios de que la Fed moderaría pronto sus incrementos si la inflación mostraba indicios de amainar, pero él consideró que ese momento posiblemente no esté cerca.

Después de elevar su principal tasa de interés a corto plazo por tres cuartos de punto en sus dos reuniones previas, parte de los incrementos más acelerados por la Fed desde inicios de los 80, Powell dijo que sí se pudiera aflojar el ritmo “en algún momento”, pero su discurso pareció indicar que eso no está cerca.
Powell dijo que el monto del aumento de la tasa de la Fed en su próxima reunión a finales de septiembre dependerá de los datos de inflación y empleo. No obstante, un aumento de cualquiera de los dos montos superaría la tradicional alza de un cuarto de punto de la Fed, un reflejo de lo grave que se ha vuelto la inflación.
Finalmente, el presidente de la Fed dijo que aunque las lecturas de inflación más bajas que se han reportado para julio son “bienvenidas”, “la mejora de un solo mes está muy lejos de lo que se necesita ver antes de que estemos seguros de que la inflación se está moviendo hacia abajo”.
Este discurso, demuestra cómo el COVID-19 y la guerra en Ucrania han sido una dura prueba para las políticas monetarias de los países y cómo la recuperación tras la pandemia ha demostrado que llevar la actividad económica a su pleno potencial crea un riesgo de inflación "significativo".

Cuando la economía opera a plena capacidad, un objetivo habitualmente anhelado por la clase política y los principales actores económicos, el desempleo cae y los sectores clave sufren problemas de suministro, algo que hace subir los precios.

El punto central es que esta situación no conoce de escenarios discrepantes. En julio, la Fed subió las tasas de interés en 0.75 puntos, siendo el cuarto incremento seguido y el segundo consecutivo de la misma cantidad. El Banco Central Europeo sólo ha aprobado, de momento, una subida de medio punto, hasta el 0.50 %, pero fue la primera en 11 años.
¿Cómo afecta esto a México y a nosotros? Basta citar la política espejo que mantiene nuestro país con su vecino del norte y que ha derivado en aumentos en las tasas de interés a la par que en Estados Unidos. ¿Esto es preocupante? Sí, porque somos los consumidores quienes vemos empobrecido nuestro capital y nuestro poder adquisitivo, y aunque nos parezca lejano, termina repercutiendo en nuestro bolsillo.
Por supuesto, preocuparse nunca es suficiente y si anteriormente no lo hicimos, tal vez ya sea tiempo de activar también nuestras propias políticas económicas en lo micro. Después de todo, hay escenarios donde el empuje gubernamental no es suficiente.

 

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