La piel del rostro está ubicada en una zona de mayor vulnerabilidad porque está más expuesta que el resto del cuerpo y es la más delgada, por lo que puede sufrir daños con mayor facilidad, como manchas, granitos e incluso resequedad.
Para lograr y mantener una piel sana y de apariencia joven, es importante aprender a cuidarla y a llevar a cabo rutinas diarias tanto en las mañanas como en las noches. Si bien muchas de estas llevan tiempo, hay otras que requieren de solo unos minutos y sus efectos serán de mucho beneficio para la piel del rostro.