La tecnología permite que los maestros se notifiquen entre sí y a la Policía.
Después de que un estudiante abrió fuego en una preparatoria de un suburbio de Kansas City e hirió a un administrador y a un policía, Melissa Lee consolaba a su hija e hijo. Unas semanas después, la mujer lloraba por los padres de Uvalde, Texas, que fueron forzados a enterrar a sus hijos después de la masacre en la Escuela Primaria Robb. Lee dijo que estaba "absolutamente" tranquila cuando se enteró de que su distrito escolar había comprado desde entonces uno de esos sistemas de alertas de pánico que están ganando terreno en Estados Unidos en medio de un alza de los tiroteos en las aulas. La tecnología, que incluye botones de pánico portátiles o aplicaciones para celulares, permite que los maestros se notifiquen entre sí y a la Policía en caso de una emergencia.
"El tiempo es esencial", dijo Lee, cuyo hijo ayudó a bloquear la puerta de un salón de clases y vio a la Policía entrar a su escuela con armas. "Pueden presionar un botón y, entonces, sabemos que algo anda mal, ya sabes, realmente mal". En la actualidad, múltiples estados exigen o alientan los botones de pánico, y un creciente número de distritos están gastando decenas de millones de dólares por escuela para el sistema, como parte de una lucha generalizada para reforzar la seguridad escolar y prevenir tragedias. La ola de gastos incluye también detectores de metales, cámaras de seguridad, barreras para vehículos, sistemas de alarma, mochilas transparentes, vidrios a prueba de balas y sistemas de cierre de puertas.
Toman acciones. Los críticos, no obstante, afirman que los funcionarios escolares están simplemente tratando de mostrar que toman acciones -las que sean- a los padres preocupados antes del nuevo ciclo escolar, pero en su prisa pueden estar enfocándose en cosas equivocadas. Es un "teatro de seguridad", dijo Ken Trump, presidente de los Servicios Nacionales de Seguridad y Protección Escolar. En cambio, dijo, las escuelas deberían centrarse en asegurarse de que los maestros implementen protocolos básicos de seguridad, como revisar que las puertas no estén abiertas. De hecho, el ataque en Uvalde ilustró las deficiencias de los sistemas de alerta de pánico. La Escuela Primaria Robb había implementado una aplicación de alarma, y cuando un atacante se acercó a la escuela, un empleado envió una alerta de cierre. Pero no todos los maestros la recibieron por la mala conexión Wi-Fi o porque sus teléfonos estaban apagados o en un cajón, según una investigación de la Legislatura de Texas.
Efectivas. Y aquellos maestros que sí la recibieron, pudieron no haberla tomado en serio, según el informe de la Legislatura: la escuela enviaba alertas frecuentes relacionadas con persecuciones de autos de la Patrulla Fronteriza en las cercanías. "La gente quiere cosas visibles y tangibles", afirmó Ken Trump. "Es mucho más difícil señalar el valor de capacitar a su personal.
Esas son (cosas) intangibles... pero son las más efectivas". En los suburbios de Kansas City, la decisión de gastar 2.1 millones de dólares durante cinco años en un sistema llamado CrisisAlert "no es una reacción instintiva", señaló Brent Kiger, director de servicios de seguridad de las Escuelas Públicas de Olathe.
Marcan la diferencia. Kiger afirmó que ya había estado analizando el sistema incluso antes de que estallaran disparos en una de las preparatorias de Olathe en marzo pasado, cuando el personal confrontó a un joven de 18 años por rumores de que tenía un arma en su mochila. Entonces, el distrito escolar de Olathe sopesó si los botones de pánico habrían marcado la diferencia ese día. El sistema, diferente al que usó Uvalde, permite que el personal de la escuela active un cierre que se anuncia con luces intermitentes.