Expertos opinan que el gobierno ha puesto obstáculos a las energías limpias y relegado los objetivos climáticos del país.
En una sofocante tarde en su estado natal de Tabasco, el presidente de México celebró el más reciente triunfo de su gobierno: una nueva refinería. Aunque no está operativa aún, el presidente Andrés Manuel López Obrador aclamó al proyecto como pieza central de su gran campaña para asegurar la independencia energética de México. “No hicimos caso al canto de las sirenas, las voces de los que pronosticaban, de buena fe, tal vez, el fin de la era del petróleo y la llegada masiva de los carros eléctricos y de las energías renovables”, le dijo a una multitud entusiasta.
En un momento en que los científicos están sonando la alarma sobre la necesidad de apartarse de los combustibles fósiles que contribuyen al catastrófico calentamiento global, la invasión de Rusia a Ucrania ha encendido un movimiento global en dirección contraria: Estados Unidos y los países europeos están tomando medidas para aumentar la producción de petróleo y gas para contrarrestar las prohibiciones a la energía rusa.
Combustibles fósiles. Pero México está yendo más allá.Impulsado por el objetivo histórico de López Obrador de retirar el control del sector energético a las empresas privadas a fin de que las estatales dominen el mercado, el gobierno está socavando los esfuerzos de expandir la energía renovable y apostando el futuro del país en los combustibles fósiles. La política es clave para la ambición de López Obrador de revertir lo que considera una privatización corrupta de la industria, garantizar la soberanía energética de México y devolver al país a los días gloriosos en los que el petróleo creaba miles de empleos y ayudaba a impulsar la economía. Para este fin, las autoridades mexicanas están empleando el poderío de sus agencias regulatorias para mantener a las empresas de renovables fuera del mercado, bloqueando la operación de sus plantas eléctricas y más bien apuntalando las plantas de hidrocarburos que el Estado posee u opera, según entrevistas con más de una decena de exfuncionarios del gobierno, analistas y ejecutivos del sector energético.
No logre cumplir. Como resultado, según los analistas, es casi seguro que México no logre cumplir su promesa al mundo de reducir su producción de carbono. El país posiblemente también haya puesto en riesgo miles de millones de dólares de inversiones en renovables y creado otra fuente de tensión con el gobierno de Joe Biden, que ha hecho del combate al cambio climático un pilar de su agenda de política exterior.
Experto. “La gente dice, ‘¿cómo va a cumplir sus compromisos con el cambio climático?’ Y yo siempre le digo a la gente, ‘bueno, a él no le importa’”, dijo Tony Payan, experto en México del Instituto Baker de Política Pública en la Universidad de Rice, refiriéndose a López Obrador. “Es un hombre de petróleo”. La oficina de prensa de la presidencia, la Secretaría de Energía de México y la empresa estatal de electricidad no respondieron a los pedidos de comentario. Pero López Obrador ha argumentado que si bien la transición a la energía renovable sucederá en algún momento, México simplemente no está listo. “Ese avance tecnológico más temprano que tarde se convertirá en realidad”, dijo en la inauguración de la refinería. “Es claro que, para llegar a ello, todavía falta tiempo”. El gobierno no ha abandonado por completo las energías renovables. Planea gastar unos 1600 millones de dólares para construir una enorme planta solar en el norte de México.