Tres décadas de ilusiones y desencantos transcurrieron para que el país creador del fútbol moderno volviera a albergar una competencia grande.
Veinte años tuvo que esperar Inglaterra para ver a su Selección en una Copa del Mundo. Y otros 16 para levantar por primera y todavía única vez el trofeo más deseado, la Jules Rimet en aquellos tiempos. Tres décadas de ilusiones y desencantos transcurrieron para que el país creador del fútbol moderno volviera a albergar una competencia grande, igual de grande que la expectativa que renació en los hinchas locales. De eso se trata It's coming home: una bienvenida de vuelta a "su" juego y a una esperanza, casi siempre destinada a romperse.