¿La producción de cerveza se va del norte del país?

En los días de julio del presente año, el número de municipios con algún tipo de sequía pasó de 571 a 764, según el Monitor de Sequía en México

Por Luis Miguel Martínez Anzures.

Desde hace ya algunos años el problema del agua ha estado en la agenda de riesgos de muchas instituciones del Estado mexicano por tratarse de un elemento fundamental para la subsistencia de la especie humana. El agua sencillamente se utiliza en gran parte de las actividades productivas y estratégicas de la vida cotidiana, por lo que su presencia no puede pasar desapercibida para ningún gobierno en el mundo.

Al respecto, en los días de julio del presente año, el número de municipios con algún tipo de sequía pasó de 571 a 764, según el Monitor de Sequía en México. Por estados, Aguascalientes, Baja California y Querétaro tienen la totalidad de sus localidades en esta situación; mientras que el servicio de monitoreo de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) reveló que más de 70 por ciento de México presenta algún tipo de sequía. Según Conagua, el norte del país es la región más afectada por este fenómeno, provocando que las presas comiencen a reducir su capacidad. Entre las principales entidades se encuentran Coahuila, Chihuahua, Sonora, Durango y Baja California, además de Nuevo León, cuyo caso ha sido el que más ha conmocionado a nivel nacional, sumado a las estrategias del actual gobernador, Samuel García, que no ha logrado contrarrestar los efectos de la escasez hídrica. No obstante, el caso que más preocupa al momento es el de Baja California, pues casi el 100 por ciento del territorio se encuentra bajo condiciones de sequía; precisamente 99.7 por ciento.

Por todo lo anterior, en últimas fechas muchos han sido los puntos de vista de la comunidad de expertos en el tema, que se han pronunciado al respecto, tratando de destacar la importancia del agua en el norte del país y su posible disminución en los años que están por venir, debido a una mezcla de fenómenos naturales y de la actividad humana.

En ese sentido, el presidente de la República ha referido que, como resultado de estos fenómenos antes descritos, ya no se podrá producir cerveza al norte de México, debido a la sequía que hay en dicha región. Señaló que su gobierno intervendrá para que las empresas productoras ya no laboren en estados donde no hay agua, y que, por el contrario, sólo impulsará su producción al sur del país. En otras palabras, se tratará de facilitar la reubicación de las empresas cerveceras que existen en Nuevo León, hacia estados como Oaxaca, Guerrero, Chiapas, etcétera. La iniciativa tiene toda la lógica del mundo, aunque su implementación no podrá llevarse a cabo de manera rápida, ya que habría que esperar los estudios de impacto ambiental y comercial, para saber qué zonas serían más proliferas para el negocio y la distribución del producto a todo el país en el menor tiempo posible, así como al extranjero, pues no hay que olvidar que México es el primer país en producción de cerveza en el mundo. Otro problema será saber si la plantilla de trabajadores también se mudaría hacia el sureste o seria liquidada.

En medio de este contexto, el problema impostergable para el gobierno federal sigue presentando la misma constante: México se encuentra oficialmente en emergencia por la sequía que afecta a casi la mitad del país, especialmente el norte y de manera más extrema algunos municipios de la cuenca del río Bravo, en la frontera con Estados Unidos.

Monterrey, capital del estado de Nuevo León, hoy enfrenta una de las mayores crisis hídricas en más de tres décadas, lo que ha obligado a sus cinco millones de habitantes a vivir bajo cortes diarios de agua, y tener que abastecerse de cisternas y pozos subterráneos. Los neoleoneses han aprendido a valorar la existencia de este recurso natural como nunca en su historia.

Ante la crisis, las autoridades estatales y federales han implementado un programa de construcción de decenas de pozos superficiales y profundos para incrementar las fuentes de abastecimiento. Además, han anunciado una nueva inversión de infraestructura para la región, como un acueducto que incrementará la capacidad de abasto de agua hacia la ciudad desde la presa El Cuchillo, la más grande del estado. Por si esto fuera poco, una cuarta presa en el municipio de Linares está actualmente en construcción. El problema es que dichas medidas no surtirán efecto inmediatamente, tendrá que pasar un tiempo para que los efectos de estas obras se vean. A pesar de ello, esto no solucionaría el problema de fondo de la entidad: no hay agua que nazca o sea suficiente para Nuevo león, y mucho menos si su población sigue creciendo de la manera en que lo hace.

Por lo tanto, la reubicación de algunas empresas como la industria cervecera es una medida racional y responsable que ayudará a disminuir sustancialmente el nivel de extracción del agua en esta zona. En contraparte, serán muchos los despidos que deberán acompañar seguramente esta medida y una amplia polémica por parte de la elite empresarial de la región como una reacción anunciada, desde ahora, para tratar de detener estos cambios.

Pese a ello, este fenómeno no habría alcanzado los niveles que ahora ha registrado de haber llevado las políticas productivas de la región de una manera responsable y sustentable. Nuevo León está pagando el costo de no haber previsto de manera científica y audaz las consecuencias de haber sido permisivo en la extracción de sus mantos acuíferos, sin una visión futurista de su impacto ambiental y poblacional. El tiempo y el desaseo en este sentido, debe ser una clara demostración para todo el país, de lo que las administraciones locales deben evitar a toda costa en muchas zonas del país que también pudieran empezar a enfrentar esta misma situación en el corto plazo.

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