El Campeón Mexicano gratifica a quienes jalan con él y ondean su bandera.
Está claro que trabajar para Julio César Chávez, en sus tiempos de boxeador, y ahora mismo, resulta en todo un lujo para quien se gana su confianza, porque vaya que el Campeón Mexicano gratifica a quienes jalan con él y ondean su bandera, como fue alguna vez el caso del afamado entrenador y hacedor de monarcas mundiales aztecas, Ignacio Beristáin.
Y es que don Nacho, durante la larga plática que tuvo con Erik “El Terrible” Morales para Un Round Más (emisión que puedes seguir en el Facebook de mediotiempo), contó aquel capítulo de cuando fue parte de la esquina del llamado César del Boxeo, y la buena tajada que le tocó sólo por estar en ese sitio durante una de sus últimas peleas profesionales, de ahí el agradecimiento que siempre ha tenido para con él.
“Sólo trabajé en una pelea, porque era un pedo, había un chingo de cabrones con él, pisotones y aventones, jalones; Julio le dijo a Ricardo López: ‘oye, préstame a tu entrenador’, y éste le dijo ‘sí, como no’. Ya después Julio me habló y le dije que no había problema, ‘yo estoy contigo’.