‘Las mujeres y los zapatos’, este podría ser objeto de estudio de una tesis doctoral. Estas dos palabras contienen multiversos. Aunque algunos creen que es un estereotipo, muchas mujeres sí se sienten atraídas por los zapatos como polillas a al fuego.
Sin duda, es parte de la razón por la que Sarah Jessica Parker lanzó una exitosa marca de zapatos después de interpretar a Carrie Bradshaw, en Sex And The City. Siempre recordada por no tener ahorros en el banco, pero sí un armario lleno de Manolos. Esta vez nos toca hablar de unos zapatos ugly que quizás ella no coleccionaría.
De hecho, los armarios de zapatos de las famosas, más virales, siempre parecen una tienda de lujo, con todos los modelos altos en tendencia y colores que te puedas imaginar, con plumas, cintas y bordados incluidos. Y es que un zapato fabuloso puede mejorar cualquier atuendo. Sin embargo, últimamente hemos visto una tendencia diferente. Todo comenzó hace unas temporadas cuando la firma The Row, de Ashley y Mary-Kate Olsen, lanzó sus emblemáticas piezas minimalistas y de sastrería, de múltiples capas, como es ya su costumbre.
La mitad de las modelos llevaban botas de plataforma gruesas que podían considerarse ya como un objeto del deseo, y la otra mitad llevaba unos extraños zapatos de malla que parecían no ser calcetines. Se veían como si hubiesen sido una solución de última hora.