La exigencia de justicia llegó hasta el panteón de San Isidro Atlautenco.
Esa palabra escrita en cartulinas rodeó el ataúd de Margarita Ceceña, mientras sus seres queridos le daban el último adiós.
El féretro salió de la casa de su hermana Daniela, ubicada en esta comunidad cercana al penal de Chiconautla, en la parte alta de Ecatepec, donde la velaron desde que la trajeron del Instituto Nacional de Rehabilitación, donde murió el domingo pasado al no poderse recuperar de las quemaduras que tenía en el 65% de su cuerpo.
A Margarita, de 30 años de edad, le rociaron un líquido en su cuerpo y le prendieron fuego siete personas, entre ellas su tía y primas, el 1 de julio pasado en el estado de Morelos.
Por la gravedad de las lesiones fue trasladada a la Ciudad de México para que le brindaran atención especializada, la intervinieron quirúrgicamente en tres ocasiones, pero murió hace tres días.
Antes de que sacaran el ataúd de la vivienda de su hermana, los tres hijos de Margarita, de 14, siete y tres años de edad, lloraron inconsolablemente ante ella, mientras tocaba el mariachi que llegó a interpretar varias de las canciones que le gustaban.
La madre de Margarita también se unió a sus nietos y se abrazaron junto al ataúd.
Después lo cargaron varios de sus familiares por la avenida Cereso hasta el panteón de San Isidro Atlautenco, que se ubica a aproximadamente 400 metros de distancia.
En el recorrido varias de las mujeres portaron cartulinas en las que demandaban justicia para ella y sus tres hijos que se quedaron sin su principal apoyo.
Mientras bajaban el féretro a su tumba los seres queridos de Margarita clamaron que el crimen no quede impune y que sean detenidas las siete personas que participaron en la agresión y que días después le provocaron la muerte.