El Túnel Bourbon, uno de los secretos de la Plaza de Nápoles, Italia, se trata de un pasaje de 530 metros de largo, construido a mediados del siglo XIX.
En principio se construyó para el Rey Ferdinand II, quien era extremadamente cuidadoso, mandándolo a construir tras un par de atentados contra él.
Originalmente el túnel debía conectar el palacio real con el edificio militar, pero la obra fue abandonada tras la muerte de Ferdinand II, siendo el túnel usado años después por la policía para guardar los carros confiscados por contrabando, juntando en su primer año más de 60 vehículos e incrementando con el pasar de los años.
Hoy en día funciona como un museo, en el cual se pueden encontrar desde los autos abandonados por casi 100 años, hasta televisiones, refrigeradores, motocicletas descompuestas y estatuas antiguas. Poco se sabe de los autos que llevan casi un siglo en el lugar. Sin embargo, se han vuelto una atracción para los turistas que disfrutan de historias en las que se relacionan jefes de la mafia y automóviles. El Túnel Bourbon cuenta con guías especializados en el tema para brindar un trasfondo a lo encontrado con el paso de los años.
De igual manera, las se dice que las motos encontradas en el lugar fueron dejadas por los refugiados de la Segunda Guerra Mundial, quienes las usaban para transportarse dentro del túnel. Entre algunas que destacan, se encuentra un vasto número de Vespas, así como un par de modelos Harley-Davidson de la época. Los autos son difíciles de distinguir, pero algunos parecen ser modelos de marcas como Morris u Opel.