Yates tenía una clara hoja de ruta, desgastarse lo mínimo posible y, si se abortaban todas las fugas y se llegaba en grupo a los kilómetros finales.
Ordizia (España),.- El ciclista británico del BikeExchange Simon Yates se alzó este lunes con el triunfo en el Gran Premio de la Prueba Villafranca-Clásica de Ordizia, en el que ya había vencido en 2017, tras una exhibición en los kilómetros finales al atacar en el último puerto.
Yates tenía una clara hoja de ruta, desgastarse lo mínimo posible y, si se abortaban todas las fugas y se llegaba en grupo a los kilómetros finales, atacar en la última cima, donde eludió la vigilancia de todos sus competidores para coronar con 20 segundos de margen que el corredor inglés mantuvo hasta la línea de meta.
El calor dio una tregua a los corredores, hizo veinticuatro grados, 10 menos que la víspera, pero la humedad y una orografía con siete subidas en alto aconsejó al pelotón una actitud conservadora en los primeros kilómetros de esta prueba.
Se esperaba mucho de los grandes nombres que coincidieron en la mejor participación de la historia de esta centenaria clásica, pero estrellas como Vincenzo Nibali, Rui Costa o Izaguirre estuvieron bien escondidos en el pelotón, dejando el lucimiento para corredores menos habituales.
La prueba siguió el guión previsto y habitual en las últimas ediciones, con intentos de escapada en el primer tramo que cristalizaron en una fuga de cinco corredores, que firmarían ventajas superiores a los dos minutos sobre un pelotón liderado por Astana para evitar que se jugara el triunfo este pequeño grupo.
Julen Irizar, el venezolano Edwin Torres, David Martín, Marco Jurado y el canadiense Alexander Cataford colaboraron para que la fuga fructificara, aunque a 70 kilómetros del final mantenían solo un minuto y medio, renta que parecía muy exigua para sus intereses.
Se cayó Irizar y arrastró a Cataford en su impacto con el suelo, de forma que la fuga quedó con solo tres corredores apretando y mantenido las distancias sobre un pelotón que estableció el orden a 50 kilómetros de meta, todavía con tres exigentes subidas y todo por decidir.
La segunda escapada importante se fraguó previamente a la última vuelta al circuito, juntó a Juan Ayuso, a un Simon Yates que ya estaba advirtiendo y al italiano Batistella, lo que llevó aparejado que los tres equipos más potentes de esta clásica -UAE, Bikexchange y Astana- dejaran de trabajar atrás al tener intereses propios en la cabeza de carrera, aunque los adelantados serian cazados a veintinueve kilómetros de meta.
El último acto de esta clásica trajo la exhibición del exganador de la Vuelta a España, un Simon Yates que con un ataque sobresaliente alejó a Ayuso, la joven promesa española, del sueño de pelear por el triunfo.
Yates repitió la estrategia de 2017, que fructificó, pues logró unos segundos preciosos en la cima del último alto de Abalzisketa y se lanzó con todo a la línea de meta de Ordizia, donde alzó los brazos en solitario para llevarse una victoria merecida.