Incluso si no estás al día con las tendencias de belleza, seguramente has escuchado hablar alguna vez sobre el microblading. Existen muchas técnicas que ofrecen darnos unas cejas más llenas y voluminosas, pero esta en particular ha sido una de las más populares en años recientes para conseguir resultados prácticos, particularmente cuando buscamos un acabado más espeso, pero la falta de vello dificulta, o imposibilita, que el marco de nuestra mirada sea grueso.
Moda de antaño. El cuidado y la forma de nuestras cejas es básico en nuestras rutinas. Sabemos la importancia que recae en esta zona de nuestro rostro, por lo que invertimos tiempo y dinero en que su forma vaya acorde a nuestras proporciones y destaquen en su máximo potencial. Sin embargo, también es cierto que no todas tenemos el grosor que han puesto de moda celebridades como Cara Delevingne, Brooke Shields, Lilly Collins o Emma Watson. Pero ese no es motivo para desanimarse, ya que para eso existe el microblading. El microblading es un tratamiento semipermanente para conseguir cejas pobladas, algo que se consigue mediante finas agujas que depositan pigmentos en la piel, simulando el trazo de un vello. Celebridades como Madonna y Bella Thorne han recurrido a esta técnica en el pasado. Si bien ha existido desde hace un tiempo, ha sido en años recientes cuando ganó popularidad en occidente. Esto las ha vuelto más accesibles e inclusive ha incentivado el nacimiento de nuevas corrientes, como el microfeathering. Es un error común pensar que el microblading es un tatuaje. Si bien es cierto que la manera en la que esta técnica consigue poblar nuestras cejas es a través de pigmentos personalizados que son depositados con agujas muy finas, los trazos se hacen a mano alzada y de manera individual para conseguir resultados naturales. La tintura no cuentan con metales pesados, una de las cualidades mas importantes.