Otro fracaso de México, y Yon y Mikel en Roma con mentiras

El fracaso. Ese hijo de nadie. Ese huérfano. El fracaso. Ése, que acobarda al más bravucón, que arrodilla al soberbio, que estigmatiza como imbécil a cualquier balandrón que en Roma perjura que: “Queremos comunicarle a Europa que México es uno de los mejores formadores de jugadores (del mundo)”.

Y mientras Mikel Arriola tenía semejante desliz irrisorio, neuronal y hormonal ante el futbol de Italia, en San Pedro Sula su selección Sub-20 sucumbía ante Guatemala. Y mientras el presidente de la Liga MX se hinchaba el buche de bravatas y mentiras, la selección del siempre “Luisito” Pérez y el futbol mexicano se quedaban sin Mundial Sub 20 y sin Juegos Olímpicos en París 2024. El fracaso. Ese hijo bastardo, cuya paternidad nadie reclama. Ni los padres genéticos del engendro, como Yon de Luisa y Gerardo Torrado, quienes han patrocinado, vía su incapacidad e ineficiencia, fracasos en la Liga de las Naciones, en la Copa Oro, y en una eliminatoria insultante por la paupérrima calidad de futbol. ¡Ah!, pero ambos, Yon y Torrado, festejan un bronce olímpico, bastante tristón, aunque vitoreados, por supuesto, por el canallesco coro mediático de quienes les festejan los bochornos bajo la consigna del salario y el soborno del miedo.
Cierto, la culpa no es sólo de ellos. Ambos Yon y Torrado, toman decisiones dentro de la burbuja trémula de su inhabilidad, de su castrada capacidad y masculinidad, para manejar uno de los balompiés más poderosos, económicamente, del mundo, pero, también uno de los balompiés más corruptos y más estancados del mundo.

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