El día de ayer el gobierno federal, a través del subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, anunció que firmó un contrato de adquisición de la vacuna Pfizer-BioNTech por ocho millones de inoculaciones que se destinarán a niños de entre 5 y 11 años de edad, dando así paso a lo que para muchos fue una necesidad desde hace meses con el regreso presencial a clases y la apertura de eventos masivos. Según el Consejo Nacional de Población (CONAPO) existen 15.4 millones de niños en este rango de edades, lo que supone casi el doble de personas con respecto a las dosis “pactadas”. Sin embargo, el subsecretario adelantó que de forma paralela se está negociando con Cuba para adquirir la vacuna Abdala y así poder abastecer la demanda de las dosis necesarias, aún cuando este fármaco todavía no cuenta con el visto bueno de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ni con la autorización para uso pediátrico de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris). Lo anterior aunado a que hace unas semanas el presidente fuera criticado por especialistas al informar que pretendía inocular a los pequeños con esta vacuna. El esquema de vacunación, por lo menos para el fármaco de Pfizer, consistirá en dos dosis separadas por 21 días y se abrirá el registro mañana 16 de junio a través del portal mivacuna.salud.gob.mx.
A inicios del mes pasado, México tenía registrados 97,642 casos de menores contagiados por COVID-19 de los cuales el 44% corresponden a infantes de entre 5 y 11 años.
Debemos recordar que desde el inicio de la pandemia el gobierno federal nunca tuvo como prioridad considerar a los niños dentro de los planes de vacunación argumentando que no forman parte de la población de riesgo, aún cuando el Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes arroja que, a inicios del mes pasado, México tenía registrados 97,642 casos de menores contagiados por COVID-19 de los cuales el 44% corresponden a infantes de entre 5 y 11 años, acumulando un total de 956 decesos, demostrando así lo que a ojos de todos se sabe: los niños no son inmunes al coronavirus. Y aunque sí corren menos riesgos, teniendo en cuenta que desde hace ya meses gran parte de la población en México está vacunada, el anuncio de esta nueva etapa tardó mucho en llegar.
México ocupa el cuarto lugar mundial en defunciones por COVID-19 con 325 mil, lo que viene a contradecir las palabras de López-Gatell en sus argumentos sobre el eficiente control de la pandemia en el país. Cierto es que una vez comenzadas las campañas de vacunación, su avance ha sido constante y cada vez más rápidas y fluidas, sin embargo uno de los tropiezos sin duda ha sido el dejar a los más pequeños de casa tanto tiempo sin protección (si usted gusta “por si las dudas”), debido a que el coronavirus ya no se irá, ahora será parte de nosotros como lo son la influenza o la gripe y estar vacunado, se tenga la edad que se tenga, nunca está de más; a nadie le estorba, pues. Ahora la gran responsabilidad recaerá en los padres de familia o tutores, quienes en muchos casos fueron quienes decidieron no vacunarse o hacerlo a regañadientes, por lo que la duda de que tengan la obligación sanitaria de llevar a sus pequeños es muy grande. Si bien el abstencionismo ha ido disminuyendo durante la pandemia al corroborar que no se nos instala un microchip en el cuerpo, la realidad es que gran parte de los niños del segmento de edades mencionado no será vacunado a causa de la irresponsabilidad de los padres, quienes podrán argumentar falta de tiempo, de movilidad o cualquier otra excusa. Más eficiente sería vacunar a la par a los niños a través de sus centros educativos (los que estudien) evitando las innumerables y cuasi fantásticas causas que los padres se inventan con tal de evadir la responsabilidad. ¿No cree?