Algunas personas son más propensas a producir estas cicatrices que otras
CIUDAD DE MÉXICO.- México ya registra tres casos de la viruela del mono y dos probables contagios, una enfermedad infecciosa poco usual, que produce la emergencia de erupciones en todo el cuerpo, muy parecidas a las que aparecen durante la varicela, pero ¿pueden dejar cicatrices?
Han pasado 52 años desde que se descubrió el primer caso de viruela símica en humanos, en 1970, sólo 12 años más tarde que se rastreara la enfermedad en una colonia de monos. Esto quiere decir que además de ser una enfermedad vírica es también zoonótica, pues fue contraída a raíz del contacto animal-humano.
Las especies que hospedan al virus de la viruela del mono son los roedores africanos y los primates no humanos.
De acuerdo con los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), las personas contraen la enfermedad si entran en contacto con un animal, a través de su mordedura o arañazo, o persona infectada mediante secreciones y fluidos corporales, de la misma manera que si tocan una superficie contaminada con el virus, como puede ser la ropa o las sábanas.
En principio, cuando la enfermedad se manifiesta, la persona afectada presenta síntomas como fiebre, dolor de cabeza, dolores musculares y agotamiento. Más tarde, luego de los tres primeros días en que la viruela de mono se hace visible, la o el paciente desarrollará erupciones que, habitualmente, aparecen en la cara para extenderse, más tarde, a otras partes del cuerpo.
Las erupciones atraviesen una evolución conforme con la progresión de la enfermedad, primero se presentan como manchas que se convierten en puntos sólidos (pápulas). Posteriormente, generan pus infecciosa y, finalmente, producen una costra que caerá cuando la herida se haya curado, pero ¿estas erupciones dejan cicatrices?
Si bien, la Organización Mundial de la Salud (OMS) se ha encargado de explicar que la viruela símica no es una enfermedad grave, al dimensionar que su tasa de letalidad oscila alrededor del 3% al 6%, lo que es un hecho que las erupciones por esta enfermedad sí pueden dejar una cicatriz queloide que, en términos coloquiales, quiere decir que deja un agujero levantado después de la curación de la herida.
"Miles de lesiones son algo que nadie quiere experimentar, y cuando esas costras se caen, dejan cicatrices", explica el doctor Dennis Hruby, de la American Society for Microbiology."La cicatrización... no es un síntoma exclusivo de la viruela del simio, pero cuando estas lesiones de viruela comienzan a brotar y luego se descomponen, adquieren una infección bacteriana secundaria que generalmente causa la cicatrización", indica Paul Hunter, epidemiólogo de la Universidad de East Anglia.
Habitualmente, esta clase de cicatrices tienen una tonalidad más oscura que la piel que la rodea. Su forma es irregular y es más fácil que se produzcan en las orejas, los hombros, las mejillas y el pecho. Hay además, personas más propensas a producir estas cicatrices que otras, por tener una dermis sensible.