— Jose L. Adriano 18/05/2022
El guardián bajo los tres postes fue campeón en Nuevo León en dos ocasiones.
San Nicolás de los Garza.- Desde la banca se convirtió en alguien inmortal. Fue suplente, muchas veces apareció como titular por circunstancias del destino, pero Mateo Bravo siempre respondió con atajadas legendarias que comenzaron a forjar la historia de Tigres y que, a pesar de que han pasado 40 años, los antaños aficionados felinos no han olvidado y por el contrario, hasta se lo transmiten a las nuevas generaciones.
«El portero volador» y «San Mateo», así era conocido por todos. El guardián bajo los tres postes fue campeón en Nuevo León en dos ocasiones. En la temporada 1977-78 y en la 1981-82 pudo levantar el trofeo, como jugador determinante en ambas conquistas, incluso con lances espectaculares desde la tanda de penaltis. Mateo le abrió las puertas de su casa al Diario de los Deportistas y compartió su emoción por seguir en la memoria de los seguidores universitarios.
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