Desde los 2 años de edad hasta los 7 es el momento en el que los menores pueden registrar contar con la presencia de un amigo imaginario, es decir, un personaje ficticio.
Infantes comúnmente suelen tener un 'amigo imaginario', al cual contemplan como si fuera una persona real e inclusive aparentan comunicarse con ellos. Dicha situación, aunque para muchos padres de familia es normal, hay para quienes resulta algo preocupante y suelen buscar respuestas ante los comportamientos de sus hijos.
La psicóloga, Guadalupe Hernández, declaró que generalmente los niños que realizan esta acción, se encuentran en un rango de edad de los 2 a 7 años. Además, un promedio del 50% de los infantes suelen haber manifestado al menos una vez durante su infancia, contar con un amigo imaginario.
Significado. La profesional, relató que un amigo imaginario tiene la definición de ser un personaje invisible no existente para los ojos de las personas, sin embargo, si lo es para el menor quien lo está imaginando. Con este compañero el infante recurre a nombrarlo en conversaciones con otras personas e inclusive asegurar que entabla una plática con este supuesto amigo. Además de manifestar que juntos realizan actividades como jugar, realizar tareas u órdenes de los padres de familia. Dicho hecho suele presentarte durante un lapso de un par de meses y puede ser de manera repentina en que desaparece de la vida del menor. Profesionalmente al grado de esta fantasía se le denomina como capacidad de realizar representaciones mentales, un ejemplo de ello es cuando imaginan que toman un teléfono e imitan como si estuvieran realizando una llamada. Es lo mismo al creer en la presencia de alguien que no existe. Esto es sujeto a un desarrollo de imaginación y fantasía a la que los menores tienen acceso.
Factores. La creación mental de un personaje invisible por parte de un menor se debe a distintos motivos, pero entre los que destacan es que, les permite crearse a un compañero ideal que no discute, no quiere sus juguetes, no lo amenaza, cede ante todos sus deseos y siempre estará a su lado como signo de compañerismo. Con esta situación los padres de familia suelen pensar que sus hijos están teniendo problemas emocionales y esa es la respuesta de su comportamiento pues los observan hablando solos y con comportamiento que para algunos no son tan comunes, sin embargo, Guadalupe Hernández, dijo que estas acciones no deben de ser un signo de preocupación pues corresponden a una etapa de imaginación y fantasía por la que el infante pasa en la etapa de su infancia. Y se recomienda que los adultos no nieguen la existencia del personaje pues llegará un momento en que el menor llegue a una etapa de madurez adecuada, la cual le permitirá espontáneamente olvidar a aquel amigo invisible que solía reconocer como un compañero.
Beneficios. Los personajes ficticios permiten que el menor pueda desarrollarse de una mejor manera su proceso emocional y social, lo que quiere decir que el personaje podrá impulsar a que el niño libere sus sentimientos ya sea negativos o positivos, debido a que el menor puede atribuir sus propias emociones al amigo imaginario para liberarlas utilizándolo como un canal y con esta acción dejará en claro que son las emociones que el infante está registrando y las cuales pueden ser detectadas por un adulto. También es una acción mediante la cual puede ensayar conductas de interacción social como modo de juego, entre otras que pueden ejecutar en la vida diaria.
Además, suelen sentirse acompañados y en situaciones de miedo superarlas con una mayor facilidad puesto que sienten el apoyo, aunque sea producto de su imaginación, por lo tanto, la psicóloga recordó que esta acción de los niños es una que puede dejar grandes beneficios en su infancia.
Atención. En casos muy esporádicos la existencia de los personajes ficticios puede indicar algún problema emocional en los niños, por ejemplo, si el menor recurre a aislarse frecuentemente y deja de lado el interactuar con sus iguales y con otras personas de su entorno, también comienza a registrar conductas agresivas o violentas, ante esto es importante acudir con un profesional quien pueda determinar a qué se debe el comportamiento.
Por otro lado, si pasa de los 8-9 años de edad y estos seres imaginarios no han desaparecido, es recomendable consultarlo con un especialista.