El América supo aprovechar los descuidos de los poblanos, sobre todo al marcar para lograr empatar el juego de 'ida'.
Ya son nueve y contando, la bestia azulcrema en la que se ha convertido América desde la llegada de Fernando Ortiz al banquillo sigue perfecta tras empatar 1-1 a 10 minutos del final la ida de los cuartos de final contra un Puebla voluntarioso, enjundioso, pero al que por una u otra razón le sigue sin alcanzar en instancias finales.
La testa de Sebastián Cáceres evitó la épica azulcrema en la vuelta. El zaguero acabó por impulsar a las Águilas cuando Martin o Sánchez perdonaron.
El empate parcial favorece desde ya al conjunto de Coapa de cara a la vuelta del sábado en el Azteca; y ahí, en su casa y ante su gente, al americanismo se le respeta.
El partido o la historia pudo ser otra rumbo a ese match definitivo cuando a los cinco minutos Maxi Araújo casi rompe el juego con un suave toque de derecha que tomaba a contrapié a Paco Memo, quien elástico como en Brasil tapó el 1-0 con la pierna derecha, providencial para encender al americanismo. La Franja presentaba su declaración de intenciones, pero América a los 10 minutos respondía del otro lado del campo por medio de Viñas. No obstante, la zaga blanquiazul se cruzaba de últimas para ahogar el grito de gol.
Aunque de casi celebrar el 1-0, el americanismo quedó en silencio cuando veía cómo su artillero preferido dejaba el juego en camilla, en dirección hacia el hospital por una posible factura.
“El Tano” le debió de mover temprano y se acordó de Henry. Luego sobre el final de la primera mitad retiró a Richard Sánchez para resetear a su equipo y la sacudida casi rinde frutos con Zendejas probando desde la frontal con un disparo raso al palo largo de Antony.
Pero como Ochoa, el arquero del Puebla no se amilanó ante la metralla y sólo concedió un tiro de esquina para llegar al entretiempo nivelados, 50/50, como en el arranque de la eliminatoria.
Aunque el gol que no llegó en el primer tiempo.