Los jóvenes tienden a gastar sus energías en cosas que no son de provecho, afectando así su aprendizaje.
Para los adolescentes el no dormir lo suficiente puede traer dificultades para la concentración y el correcto aprendizaje. Dormir muy poco puede ocasionar problemas de comportamiento, mal humor e incluso irritabilidad.
Un déficit de sueño también aumenta el riesgo de accidentes, lesiones, presión arterial alta, obesidad, diabetes y depresión.
Por lo general los adolescentes necesitan dormir de 8 a 10 horas durante la noche de una forma regular para mantener la buena salud y permitirles estar alerta durante el día. Hoy en día pocos menores duermen las horas que deben ser, gracias a las clases tempranas, las tareas, las actividades extracurriculares, los trabajos a tiempo parcial, las exigencias sociales y el tiempo frente a la pantalla de celulares, computadoras o televisión.
La Organización Mundial de la Salud define a la adolescencia como el período de crecimiento que se produce después de la niñez y antes de la edad adulta, entre los 10 años y 19 años de edad, por lo que es necesario dormir.
Recomendaciones. La psicóloga Sonia Gonzáles, señaló que para evitar malos hábitos que provoque cansancio a los jóvenes es recomendable seguir un horario, evitar las siestas largas, mantenerse activo, reducir el consumo de cafeína, evitar comer mucho inmediatamente antes de acostarse, tener un horario para desconectase de los dispositivos electrónicos.
Es importante que los padres de familia no permitan que sus hijos usen pastillas o medicamentos para dormir de venta libre, a menos que lo recomiende un médico. Algunas medicinas para dormir pueden ser peligrosos, y los problemas para dormir a menudo regresan cuando se interrumpe el uso de estos.
Menores. Algunos adolescentes de la localidad opinaron que es muy común que durante el día tengan mucho sueño, sin embargo al llegar la hora de dormir, no logran conciliar el sueño y recurren al uso de el celular para poder entretenerse, lo cual, desacomoda sus horarios de descanso, es decir, cuando deben de estar descansando siempre están activos y en los horarios de escuela y actividades diarias tienden a están cansados y soñolientos.
Otros Factores. Los menores que tienen determinadas afecciones de salud, como asma, depresión, trastorno por déficit de atención o hiperactividad y trastornos de ansiedad, son más vulnerables a los problemas del sueño. Esto también puede ser causado por efectos secundarios de los medicamentos, narcolepsia, apnea obstructiva del sueño. Si es preocupante la somnolencia o los hábitos de sueño de un hijo adolescente, es recomendable ir al médico.