Kiev le identifica con la línea tibia respecto a Moscú que ha caracterizado la política alemana en los últimos años.
Berlín,.- El presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, mantuvo este jueves una conversación telefónica con el líder ucraniano, Volodímir Zelenski, destinada a "dirimir la crispación" de los últimos días, informaron fuentes de la Presidencia germana.
Las relaciones entre Kiev y Berlín atravesaban semanas de tensiones, después de que Zelenski trasladara al presidente alemán que su visita no era bienvenida, justamente cuando Steinmeier pensaba sumarse a un viaje de sus homólogos polaco y de los países bálticos a la capital ucraniana.
Steinmeier, socialdemócrata aunque formalmente dejó su militancia al acceder a la presidencia, en 2018, fue ministro de la Cancillería bajo su correligionario Gerhard Schröder (1998-2005) y luego titular de Exteriores en dos legislaturas de la conservadora Angela Merkel (2005-2021).
Kiev le identifica con la línea tibia respecto a Moscú que ha caracterizado la política alemana en los últimos años. Bajo Schröder, amigo y aliado del presidente Vladímir Putin, se fraguó el gasoducto germano-ruso Nord-Stream, proyecto clave para la dependencia energética alemana de Rusia, que fue amplificada en los 16 años en el poder de Merkel.
El rechazo de Kiev a una visita de Steimeier es el motivo principal por el que el canciller Olaf Scholz haya explicado que no podía plantearse viajar a Ucrania para reunirse con Zelenski, como sí han hecho otros líderes europeos.
Sí se está previsto que lo haga próximamente, aunque no se ha concretado una fecha, la ministra de Exteriores, Annalena Baerbock, de los Verdes.
La cuestión pesaba sobre la gestión de Scholz, a quien como al resto de la socialdemocracia alemana se le achaca excesiva permisividad o cercanía hacia Putin.
Especialmente penoso para los socialdemócratas es el hecho de que Schröder mantenga sus cargos en empresas vinculadas al Kremlin, pese a los apremios lanzados desde su cúpula para que rompa con Putin o incluso para que abandone el partido.
A raíz de la invasión rusa, el actual canciller dio un giro de 180 grados a la política de Defensa alemana, con el anuncio de un paquete de inversiones de 100.000 millones de euros para modernizar su ejército y la autorización de suministros de armas a Ucrania.
Desde entonces ha dado varios pasos más que rompen con lo que fueron las líneas marco de sucesivos gobiernos alemanes, a lo que se sumó hace una semana la aprobación del envío de armamento pesado a Kiev.
Alemania se ha colocado así entre los países que más aportan militarmente a Ucrania, además de haber recibido desde el inicio de la guerra unos 600.000 refugiados ucranianos, según cifras del departamento federal de Migración.
Pese a ello, a Scholz se le sigue atribuyendo falta de determinación frente a Putin, además de reprochársele que, desde el inicio de la invasión rusa, ningún miembro de su gobierno haya visitado aún Kiev. Especialmente crispados han sido los comentarios del embajador ucraniano en Alemania, Andrij Melnyk, quien prácticamente a diario ha arremetido públicamente contra Scholz.
La situación era ya bastante incómoda para el tripartito de Scholz con verdes y liberales -mucho más duros hacia Putin que el propio canciller, especialmente por parte de los ecologistas-, a lo que se sumó esta semana la visita a Kiev del líder de la oposición conservadora, el derechista Friedrich Merz,