En Blue Demon, Destructor de espías, tres científicos han desarrollado la fórmula "antimundo".
Blue Demon se incorporó en 1964 al universo de las llamadas -y hoy bien conocidas- películas de luchadores. Es verdad, son películas de bajo presupuesto o de presupuesto mal empleado en lo técnico (iluminación, maquillaje, sonido, escenografía), pero tienen, pensamos, dos elementos meritísimos: guiones con libertad creativa (al parecer, no partían de “para qué nos alcanza” sino “cómo hacemos para contar esto”) y convivencia orgánica de héroes mexicanos con el imaginario mundial.
Héroes de fantásticas aventuras cinematográficas, en líneas generales, son tres las preocupaciones que se asoman como enemigos de Blue Demon: el uso malévolo de la ciencia, los seres sobrenaturales/extraterrestres y los humanos que practican la maldad.
Por ejemplo, en Blue Demon, el Demonio Azul, lucha contra un científico que ha encontrado la fórmula para convertir a las personas en licántropos. En Blue Demon contra Cerebros Infernales, combate a una organización científica que hace trasplantes de cerebro para extraer información valiosa. En Blue Demon, Destructor de espías, tres científicos han desarrollado la fórmula "antimundo", así que en este caso se trata de proteger a los científicos para que no caiga la fórmula en las manos incorrectas.