Alivio y esperanza en las fiestas electorales de Macron y Le Pen

En los sondeos de la segunda vuelta Le Pen está extremadamente alta. Van a tener que unir lo màximo para ganar.

Marta Garde

París.- Los resultados de la primera vuelta de las presidenciales francesas parecían sentenciados, pero los cinco puntos de diferencia entre el presidente saliente, Emmanuel Macron, y la líder ultraderechista, Marine Le Pen, hicieron que la cifra final fuera recibida entre sus militantes con alivio y esperanza.

Alivio en la Puerta de Versalles, el recinto ferial en el que el actual jefe de Estado congregó a sus apoyos, y el mismo sitio en el que vivió en 2017 la clasificación para la segunda ronda, de nuevo contra Le Pen, pero en ese caso con porcentajes respectivos del 24,01 % y 21,3 %.

"¡Macron, ¡presidente!", gritaba la gente en cuanto salieron poco después del cierre de los colegios electorales las primeras estimaciones de voto, según las cuales Macron ronda el 28 % y Le Pen el 24.

Las encuestas habían augurado una primera vuelta muy ajustada, con apenas tres puntos de diferencia, según la media de las últimas cinco efectuadas por el diario Le Parisien, y ese margen más holgado fue gratamente recibido.

"Había miedo de que hubiera una sorpresa y mucha abstención, con tantos electores todavía indecisos. Ver a Macron con el 28 % en la primera vuelta es una muy buena noticia", explicó a EFE Raphaël, un joven militante de 21 años.

Este primer resultado, según añadió Thomas, director comercial de 36 años, está incluso por encima de lo esperado. "Hay un verdadero margen y ha mejorado su resultado respecto a la candidatura de 2017"

Ver a Le Pen de nuevo en la segunda vuelta, no obstante, invitó a la reflexión: "Está claro que hay cosas que van a tener que cambiar para la gente, para quienes están en los municipios rurales, en los barrios difíciles. El precio de la vida está subiendo y hay medidas que va a haber que tomar para ayudar a esa gente a vivir mejor", sostuvo.

Con los resultados de esta noche, la ultraderecha pasa por tercera vez a una segunda ronda de las presidenciales. El primer intento estuvo en 2002 en manos de Jean-Marie Le Pen, padre de la actual candidata, y el segundo y tercero en las de su hija, en 2017 y ahora.

"Es muy grave", afirmó en el cuartel general macronista Philippe, estudiante de Comercio de 23 años, que se alegró de un balance fruto a su juicio de quienes han querido emitir "un voto útil, porque es bastante peligroso tener un resultado ajustado con Le Pen".

El 24 de abril, en la segunda vuelta, se votará entre dos visiones opuestas del país, sostuvo a su vez Le Pen en su discurso: "La de la división y el desorden, o la de la unión de los franceses en torno a la justicia social".

La candidata ultraderechista congregó a sus apoyos en el Pabellón Chesnaie du Roy, en el bosque de Vincennes, al este de la capital, un espacio de 1.000 metros cuadrados al que acudieron unas 200 personas, mayoritariamente jóvenes y vestidos de fiesta.

Su llegada al recinto fue recibida entre gritos de "¡Marine, presidenta!" y de "¡Vamos a ganar!", mientras que las sucesivas peticiones de la mayoría de aspirantes perdedores para frenar su avance en la segunda vuelta encontraron abucheos.

Ni ella ni Macron, no obstante, desplegaron señales ostentosas de victoria. "Nada está decidido", advirtió el actual presidente, al que la celebración de su paso a la segunda ronda en 2017, en el restaurante "La Rotonde", rodeado de famosos y en actitud triunfal, le valió la primera polémica antes de la ronda final de ese año.

Esta vez su discurso invitó a la movilización y a no escatimar esfuerzos para convencer a la población de la validez de su proyecto, especialmente a quienes se decantarán con él solo para evitar una victoria de Le Pen.

Entre quienes acudieron a respaldar a Macron esta noche, la necesidad de aunar fuerzas también estaba clara: "En los sondeos de la segunda vuelta Le Pen está extremadamente alta. Vamos a tener que unir lo máximo posible para ganar", resumía Raphaël, el joven militante de 21 años. EFE

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