Con un trabajo callado, pero bien conjuntado el Celtics ha sumado triunfo tras triunfo hasta ocupar los primeros lugares de su tabla.
La construcción se produjo en el silencio. El laboratorio a oscuras, el pase de mano en mano de los tubos de ensayo, y la búsqueda obsesiva de la alquimia perfecta.
La naturalidad con la que juegan los Boston Celtics sobresale en una NBA de estadísticas asombrosas y méritos individuales. La multiplicidad de manos y el desgaste de piernas edifican un cancerbero defensivo en todas las canchas.
Ideología. El poder del nosotros por encima del yo, el respeto por el compañero, la recuperación de talentos perdidos y el crecimiento fuera de los flashes traen un presente que nos obliga a reconocer con creces.
Los Celtics son el equipo del momento y están en estado de gracia. Han ganado 22 de sus últimos 26 partidos y pese a que muchos los ubicaban como un equipo de play-in, hoy figuran cuartos en el Este con opción de seguir subiendo. Ahora bien, ¿qué ha cambiado para obtener un mérito semejante?
En primer lugar, el paso hacia arriba de Brad Stevens para escalar a la posición de manager trajo controversias en un inicio, pero el tiempo confirmó el éxito del movimiento.
Lógica. Porque a ese Tetris en la oficina frontal le cayó Ime Udoka como entrenador en jefe en una movida que empezó torcida pero que con el tiempo se acomodó con brillantez. Los Celtics pasaron de tener un récord negativo a inicios de enero a tener ilusión genuina por el premio grande. El ex asistente de Gregg Popovich en San Antonio Spurs hizo movimientos a priori secundarios que dieron resultados en el mediano plazo.
Una vez más, quedó demostrado que no se trata de nombres sino de hombres: defender duro, dejar de lado los egos, y jugar con humildad y sacrificio transforma los equipos promedio en contendientes.
El conjunto verde juega con la misma intensidad en casa y fuera.
Pocos equipos han demostrado una flexibilidad tal ante cualquier tipo de público. No solo fue el triunfo por 20 puntos ante los Denver Nuggets el domingo por la noche, sino que llegaron a ese partido tras vencer en la ruta a Golden State Warriors por 22 y a Sacramento Kings por 29. Contra el Thunder, también de visita, se impusieron sin problemas pese a la ausencia de Robert Williams III y Marcus Smart, dos referencias defensivas.
Boston. Está 14-4 en la ruta desde el inicio del año calendario, siendo este el mejor récord de la Conferencia Este, solo por detrás de Phoenix Suns si consideramos toda la NBA. Los Celtics no tienen el cartel de los Philadelphia 76ers o Brooklyn Nets, pero tienen en su defensa asfixiante la razón principal de su presente auspicioso. La recuperación del dominicano Al Horford confirma que, por más que algunos se esmeren en dar por terminados a jugadores por números fríos, los buenos siempre tienen algo más para mostrar. Y es que Al ha sido clave en la defensa interna de Boston, siempre respaldado por el gigante Williams III, uno de los hombres de mayor progreso sin dudas en esta temporada.