“La violencia propiamente de la delincuencia organizada, en este punto, la veo ya por fuera del tema de seguridad ciudadana".
Con estados gobernados por prácticamente todas las fuerzas políticas padeciendo la violenta embestida de organizaciones criminales, la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador mantiene su apuesta por una estrategia de seguridad centrada en el despliegue de las Fuerzas Armadas, particularmente de la Guardia Nacional.
De acuerdo con la Secretaría de la Defensa Nacional, en lo que va del 2022, se han desplegado tres mil 100 elementos en Michoacán y, desde finales de febrero, el primer mandatario ordenó enviar otros dos mil 400 más a Nuevo León, Jalisco, Zacatecas y Colima para reforzar la estrategia de seguridad.
Mediante estos despliegues de las Fuerzas Armadas el Gobierno federal capturó a “El Huevo”, líder del Cártel del Noreste, en Tamaulipas y a “El Chaparrito”, jefe de plaza del Cártel Jalisco Nueva Generación en Colima, lo que provocó respuestas violentas en los estados durante la madrugada del lunes 14 de marzo.
En entrevista con Reporte Índigo, José Antonio Ortega, presidente del Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal, analiza la estrategia de seguridad implementada por el presidente López Obrador y a la que se han adherido prácticamente todos los gobiernos estatales mediante las mesas de coordinación. “En primer lugar, no hay una estrategia, no hay una verdadera coordinación, no hay objetivos claros y comunes en cada uno de los lugares donde la violencia está creciendo". “Están haciendo presencia en los lugares como si eso bastara, pero no están investigando, no están deteniendo, salvo en algunos cuántos casos. La instrucción del jefe supremo no es la de aplicar la ley, que haya un Estado de Derecho donde el que la hace la paga, sino que el discurso sigue siendo ‘abrazos, no balazos’ y este está totalmente superado”, critica.
Gabriela Nava, analista de inteligencia por el Centro de Estudios Hemisféricos William J. Perry, comparte las críticas hacia la estrategia de seguridad por la que ha apostado López Obrador durante más de tres años de administración, considerando que se ha concentrado más en el discurso que en acciones concretas.“Aunque exista una estrategia nacional de seguridad en el papel, no es suficiente, pues no se ha materializado en acciones específicas ni en medición de resultados, todo se ha manejado desde una vertiente de comunicación social para tratar de crear una percepción de que están bajando los homicidios, como si fuera el único indicador”. A la vez advierte que “la violencia propiamente de la delincuencia organizada, en este punto, la veo ya por fuera del tema de seguridad ciudadana, ya es completamente una amenaza a la seguridad nacional debido a la penetración que tiene en el ámbito político, como ya hemos visto en las elecciones”.