Té verde para rejuvenecer y tonificar la piel

Conviértelo en la mejor mascarilla para aplicarte.

Directo del  del listado de ingredientes naturales maravillosos, las mascarillas de té verde se colocan como las aliadas infalibles para cuidar, revitalizar y rejuvenecer la piel. Y es que sus grandes beneficios antioxidantes lo respaldan, no sólo para actuar de manera interna a través de todo tipo de bebidas, sino también a través de fórmulas cosméticas y caseras que se pueden aplicar de forma tópica. 

Calmante. Siendo perfecto para reconfortar la piel, el té verde es una excelente adición a tu rutina de cuidado facial tanto como un aliado para calmar la piel tras una sesión bajo el sol, como para eliminar bolsas y ojeras.

Necesitas. 2 cucharadas de té verde (concentrado), 2 cucharadas de agua de rosas, 2 cucharadas de miel, 4 cucharadas de yogur griego, 1/2 taza de harina de avena molida.
¿Cómo prepararla?. Empieza mezclando la harina con el agua de rosas y el té verde hasta que queden perfectamente integrados y sin ningún grumo. Después, añade la miel y el yogur griego. Una vez que obtengas una mezcla homogénea, puedes enfriarlo un poco en el refrigerador para que cuando la apliques, ayude mucho mejor a calmar la piel. Deja que la mascarilla actúe sobre el rostro entre 10 y 15 minutos y retírala con agua fría o tibia, seguido de un un buen humectante facial. 

Rejuvenecedora. Combinado con otros poderosos ingredientes, las mascarillas de té verde pueden ayudar a tensar la piel, haciéndola lucir mucho más rejuvenecida. Y sí, aunque el efecto reafirmante no es permanente, sí te asegurará una piel revitalizada y libre de impurezas que lucirá perfecto con cara lavada y al crear el lienzo perfecto para que el maquillaje luzca doblemente mejor. Solo necesitas 4 cucharadas de té verde (concentrado), 1 cucharada de miel, 1 cucharada de maicena, 1 huevo. Empieza batiendo el huevo hasta que la clara y la yema estén perfectamente integrados. En otro recipiente, mezcla la maicena con el té verde hasta que no quede ningún grumo y, después añade la miel. Finalmente, integra ambas.

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