92 millones de espectadores lo verán en la tele, se consumirán 1,400 millones de alitas de pollo.
Este domingo se juega el Super Bowl, todas las miradas están puestas en Los Angeles Rams y los Cincinnati Bengals, pero la batalla por el campeonato de la NFL deja a su paso enormes cifras de negocio por un encuentro que paraliza a Estados Unidos y a gran parte del mundo.“Esto significa miles de nuevos trabajos y una oportunidad de mostrar Los Ángeles como la ciudad global y excepcional que es”, apuntó el lunes la oficina del alcalde angelino, Eric Garcetti.
La hostelería será uno lo de los sectores de la economía más beneficiados, pero los hoteles, a diferencia de bares y restaurantes, quizá no estén del todo contentos con que los Rams hayan llegado a la final ya que eso hará previsiblemente que no se den tantas reservas como si jugaran dos equipos de fuera de Los Ángeles.
Al margen del partido, el Super Bowl tiene numerosos eventos paralelos en la ciudad californiana entre los que destaca la Super Bowl Experience, una especie de parque de atracciones para los amantes de la NFL y que el pasado fin de semana reunió a 40,000 espectadores.
Pero el punto central es el encuentro del domingo, cuyas entradas alcanzan precios estratosféricos.