La ley fue adoptada el 20 de enero por el Parlamento de Austria y promulgada el pasado viernes por el presidente.
Ya es oficial: los ciudadanos en Austria de más de 18 años deben vacunarse contra el COVID-19 o pueden enfrentar una fuerte multa, una medida sin precedentes en la Unión Europea.
La ley fue adoptada el 20 de enero por el Parlamento de Austria y promulgada el pasado viernes por el presidente, la culminación de un proceso iniciado en noviembre con la propagación acelerada de la pandemia del COVID-19.
Hasta la fecha, la tasa de vacunación contra el COVID-19 no ha avanzado mucho en Austria y se mantiene a un nivel más bajo que los de Francia o España, en alrededor de 70% de la población.
Mientras tanto, en los centros de vacunación de Viena la afluencia es inferior a lo esperado.
“Estamos lejos de alcanzar la capacidad máxima, se estancó totalmente”, declaró Stefanie Kurzweil, de la asociación humanitaria Arbeiter Samariter Bund, que supervisa uno de los centros, días antes de la entrada en vigor de la ley. Melanie, una joven de 23 años quien no quiso revelar su apellido, dijo que se puso la tercera dosis de la vacuna contra el COVID-19 sin estar convencida, solo para evitar el vencimiento de su certificado.
En Austria los no vacunados contra el COVID-19 son excluidos de restaurantes, instalaciones deportivas y eventos culturales. Y ahora también serán sometidos a multas, algo que Melanie considera “malsano”. La ley en Austria se aplica a todos las personas mayores de edad, con excepción de mujeres embarazadas, personas que contrajeron COVID-19 hace menos de 180 días y otros que pueden recibir una exención por razones médicas.
Sin embargo, los controles comenzarán a aplicarse a mediados de marzo, con la aplicación de multas de entre 600 y 3 mil 600 euros (de 685 a 4 mil 100 dólares), que serán levantadas si la persona se vacuna en las siguientes dos semanas.
Excepción mundial. En la fila de espera de un centro de vacunación en Austria, algunos están a favor de la inoculación obligatoria. Más de 60% de los ciudadanos en Austria apoyan la medida, según una encuesta reciente, pero gran parte de la población permanece fuertemente en contra.
Durante varias semanas después del anuncio del proyecto, decenas de miles de personas en Austria marcharon contra la medida, que calificaron como radical y contraria a la libertad.
También se dieron críticas en el sentido de que esta ley surgió al aparecer la variante Ómicron, de menos gravedad aunque causante de una explosión de casos.
El canciller conservador Karl Nehammer, quien gobierna junto a los verdes, anunció al mismo tiempo un ablandamiento de las restricciones sanitarias.
Pero para el ministro de Salud, Wolfgang Muckstein, la vacunación obligatoria en Austria busca proteger contra “las nuevas oleadas” y luchar contra las nuevas variantes de COVID-19 que puedan aparecer en los próximos meses.
El pase de vacunación ha sido adoptado por un número creciente de países para ciertas profesiones o actividades, pero la vacunación obligatoria es una excepción.
En Ecuador es obligatoria e incluye a los niños de más de cinco años, un caso único en el mundo.
Dos gobiernos autoritarios de Asia central, Tayikistán y Turkmenistán, también impusieron la vacunación contra el COVID-19, al igual que Indonesia, aunque en la práctica menos de la mitad de su población está vacunada.