Los certámenes de belleza siguen vigentes hoy en día, y continúan dejando huella en sus participantes.
Para muchos, los concursos de belleza siguen siendo un evento sumamente importante en el año por entretenimiento, simple gusto o por un significado más profundo. Para nosotros, más allá de ser una simple premiación, nos hacen cuestionarnos sobre cómo ha sido crecer con ellos y cómo podemos transformar lo aprendido en algo que nos ayude a construir nuestra mejor versión.
Es por eso que hoy hablamos de este tema que comúnmente no se toca, pero debería, y te compartimos las lecciones de salud mental que nos han dejado los concursos de belleza. ¡Son la dosis de amor propio que necesitabas leer hoy!
Cuerpos perfectos. Si bien algunos concursos de belleza, como Miss Universo, no piden un mínimo ni un máximo de peso para entrar en ellos, es cierto que para la clasificación final tiene mucho que ver la silueta y el trabajo físico de la concursante. Sin embargo, esto no tiene por qué hacer que nos comparemos ni mucho menos sentirnos ansiosas por nuestro cuerpo y querer cambiarlo, ya que todos y cada uno de nosotros tenemos figuras perfectas y auténticas.
La belleza no tiene edad, género, ni raza. Si has crecido con la idea de que debes llegar a ser esa chica alta, rubia, de ojos azules y cabello perfecto para ser hermosa, créenos que no te culpamos, te entendemos. Esos cumplidos que llegamos a escuchar en nuestro entorno sobre personas que se ven jóvenes, esbeltas por genética, con un hermoso color de piel, ojos y pelo gracias al lugar en el que nacieron, o que simplemente se ven ‘femeninas’, puede que nos duela escucharlos porque nos hacen sentir insuficientes, pero tranquila, NO determinan la belleza de alguien. Belleza es quien eres, es tu seguridad, confianza, amor propio y ganas de querer comerte al mundo y ayudar a los demás a brillar. El significado es diferente para cada persona, pero no tiene nada que ver con que seas morena o apiñonada, con o sin curvas, ni mucho menos hombre o mujer. De verdad, por salud mental, no midas tu belleza con la estética ‘perfecta’ que estamos acostumbrados a ver en concursos y televisión.
Nada que afecte tu salud merece premiarse. En este tipo de concursos se suele premiar la belleza, la elegancia, la personalidad, el porte y la forma en que una mujer se comunica ante el mundo, pero poco se habla de todo lo que hay detrás durante esta búsqueda de perfección. Desde depresión y ansiedad por no cumplir los estándares hasta trastornos alimenticios y dismórficos que pueden llevar a la muerte, de alguna manera, se ven premiados también con todos los elogios, comodidades y beneficios que reciben las ganadoras. No obstante, debemos dejar de normalizar el acto de ponerle estrellita a algo que nos afecta de manera física, emocional e incluso, espiritual, por más que los demás lo aplaudan.
Olvídate de lo que dicen afuera y date todos los días un tiempo para descubrirte en aquello que te hace feliz y bien. Ahí se encuentra en lo que debes enfocarte y premiar.