“Sus muertes son como las de cualquier ciudadano. Lo que tenemos que hacer es seguir cuidándonos de los contagios. No cerrar iglesias”.
Tras las muertes por COVID-19, del obispo emérito Francisco Villalobos Padilla, y días antes del vicario César Augusto Boone. Feligreses en Monclova opinan que, las iglesias deben reforzar las medidas de salud e higiene antes de cerrarlas debido al número de contagios.
El jueves 27 de enero antes de la misa exequial del vicario César Augusto Boone Rangel, el obispo Hilario González García dijo ese día en San Buenaventura que, en 30 días entre 15 y 20 sacerdotes habían resultado contagiados por COVID-19 y que, “unos se recuperan y otros se contagian”.
A raíz de los fallecimientos por COVID-19 del obispo de 101 años de edad, y del joven vicario de 42. Periódico El Tiempo preguntó a un número de ciudadanos si, debido a ambos decesos sería necesario cerrar las iglesias o bajar el aforo de feligreses.
Muertes. “No por ser personas conocidas como son los sacerdotes vas a cerrar las iglesias. Sus muertes son como las de cualquier ciudadano. Lo que tenemos que hacer es seguir cuidándonos y que a la entrada de las parroquias refuercen las medidas y reduzcan el número de personas que acuden sobre todo a misa”, respondió a El Tiempo Norma Irene García justo cuando pasaba por la iglesia Santiago Apóstol.
"Para evitar más muertes de padres y de ciudadanos, lo correcto es que regresen las misas por redes sociales", dijo Alma N.
A pesar que la iglesia católica restringe los aforos de feligreses durante las misas dominicales. Periódico El Tiempo documentó que, al menos en la misa de 7 de la mañana del domingo 6 de enero, ingresaron 7 personas, a la de las 9, llegaron 20 feligreses y en la homilía de las 11 de la mañana se rompen los protocolos, es decir ingresaron en promedio más de 150 personas.
A pesar que algunas bancas están clausuradas o pegadas una con otra para que no se sentaran, en otras se ven familias de entre tres y cuatro miembros escuchando el sermón del padre en turno.
Protocolos. “En las bancas solo se permiten tres personas debidamente separadas”, dijo la encargada de vigilar los protocolos.
Al ingresar al atrio dos personas vigilan que los feligreses, la mayoría personas de la tercera edad se apliquen bien en las manos el gel antibacterial y se tomen la temperatura correctamente, de lo contrario se les prohíbe la entrada.
Respecto a la hostia, si es correcto que el padre las coloque en la boca o en la mano para evitar posibles contagios como cuestionan algunos feligreses. El papa Francisco ilustró a los fieles sobre las hostias consagradas en la Misa recibiendo el Sacramento en la boca o, donde está permitido, en la mano.
“Lo importante no es comulgar en la mano o en la boca. Lo importante es comulgar en gracia de Dios”, dijo un sacerdote.
Padre Carranza. Sobre este tema. El padre de la parroquia de San Buenaventura, Antonio Rodríguez Carranza señaló que, las iglesias solo permiten un aforo del 50%, “Pero debido al frío no acude ni el 40% al menos aquí con nosotros”, explicó a El Tiempo vía telefónica.
En la misa exequial al vicario César Augusto Boone, la iglesia preparó 212 números que entregaban a las personas que llegaban, equivalente al 50% del aforo para que ingresaran a la parroquia, pero solo llegaron 164.