En medio de una sociedad que no se conforma con nada, el tener o no hijos siempre ha sido parte de la polémica.
Las mujeres tienen una presión social que dista mucho de lo que enfrentan los hombres (que igualmente son juzgados por otros frentes) pero la atención que se le da a las decisiones que toman las mujeres es algo que forma parte del escrutinio público, lo que no debería ser.
Y no importa lo que hagan, siempre habrá un cuestionamiento implícito de que lo están haciendo mal, y el tema más común para criticar a las mujeres es la valiente y compleja decisión de ser o no madres.
Se pensó mucho en este tema a raíz de una controversia alrededor de la youtuber, Yuya, una joven de 28 años que decidió ser madre y compartió en su ‘Instagram’ un tierno video de ella haciendo reír a su bebé, que a simple vista no debería ser nada del otro mundo, pero para una sociedad inconforme no pasó desapercibido.
Imposible tornar ese acto como algo negativo, pero algunos lo lograron al decir que ella estaba “romantizando” la maternidad, que para muchos no lo hace porque sólo mostró una cara de la misma donde es feliz y, ¿Qué tiene de malo? ¡Nada! Pero hace pensar que las mujeres estamos bajo una presión donde jamás harán feliz a esta sociedad que ama los estereotipos.
¿Es su deber? Hay que partir de un punto y es que los vacíos emocionales que tengas no se van a curar con una pareja o con un hijo, sino que te acompañarán hasta que los trabajes, así que hay que dejar de creer que cuando te cases y tengas hijos todo se va solucionar, es un trabajo individual que debes hacer y que complacer a la sociedad no es la medicina adecuada. Traer hijos al mundo tendría que ser una decisión pensada, responsable y un deseo personal real, el mundo está roto y nosotros también, así que deberíamos ser padres si se tiene la certeza que se le dará lo mejor a ese pequeño humano y con las herramientas psicológicas, económicas y afectivas para criarlo para así cortar la cadena de personas traumadas teniendo hijos que serán adultos traumados. Y a veces, el deseo no vale nada si no está acompañado de dichas herramientas, porque traer a un niño a sufrir con nuestras carencias, también es una forma de ser irresponsable.
Ejemplo. El deseo es muy importante y un capítulo de ‘A Just Like That', Miranda, el personaje de Cynthia Nixon, lo explica muy bien. Ella (Miranda) tuvo un hijo y se casó de forma circunstancial, nunca quiso eso en su vida, pero tras una presión social e ignorar su instinto, decidió llevar a cabo el embarazo y su matrimonio con Steve; 20 años después, se siente realmente vacía con esa vida porque lo único que ella siempre quiso fue ser una gran abogada y convertirse en jueza. “Había una mujer en mi clase de Harvard que nunca se casó ni tuvo hijos, ahora es jueza federal".
La reflexión que Miranda hace, que es muy atinada, es que sí vale la pena tener hijos si es algo que realmente quieres hacer, si no, se convierte en una prisión y que es mejor tomar el camino correcto según sea tu sentir.