Este representa el quinto ataque de este tipo contra sitios que albergan a estadounidenses en lo que va de 2022.
Bagdad.- El presidente de Irak, Barham Saleh, y la misión de la ONU en el país árabe condenaron el ataque con cohetes llevado a cabo hoy contra la embajada de Estados Unidos en Bagdad, que fue interceptado, mientras que el lanzamiento de otros proyectiles causó lesiones a dos civiles, entre ellos un niño."Atacar las misiones diplomáticas y poner en peligro a civiles es un acto terrorista criminal y un golpe a los intereses de Irak y a su reputación internacional", escribió Saleh en su cuenta de Twitter.
Asimismo, lamentó que estas acciones se produzcan en un momento en el que Irak está tratando de formar un gobierno surgido de las elecciones del pasado 10 de octubre "que sea capaz de proteger la soberanía y la seguridad de los ciudadanos".
Por su parte, la misión de la ONU en Irak dijo en un comunicado que "los cohetes que tienen como objetivo las embajadas y causan lesiones entre los civiles iraquíes son intentos insensibles de desestabilizar el país"."La paz y la seguridad son requisitos previos para abordar las prioridades internas urgentes y reafirmar la soberanía iraquí", añadió la nota.
Por su parte, la embajada de EU en Bagdad acusó previamente a "grupos terroristas que pretenden quebrantar la seguridad, la soberanía y las relaciones internacionales de Irak" del ataque contra sus instalaciones, que aún no ha sido reivindicado por ningún grupo.
Este representa el quinto ataque de este tipo contra sitios que albergan a estadounidenses en lo que va de 2022 y desde que la coalición internacional liderada por EU que lucha contra el grupo terrorista Estado Islámico (EI) finalizó su misión de combate en Irak, el 31 de diciembre pasado.
Esas acciones coincidieron con el segundo aniversario, el pasado 3 de enero, del asesinato del general iraní Qasem Soleimaní y del número dos de la agrupación armada progubernamental Multitud Popular, Abu Mahdi al Mohandes, en un ataque selectivo estadounidense en Bagdad.
La muerte de estos dos líderes chiíes provocó una amplia condena de las milicias proiraníes que operan en Irak, que exigen la retirada total de las tropas extranjeras del país y en los últimos dos años han atacado de manera recurrente posiciones con presencia estadounidense.