El Instituto de Ciencias de la Felicidad detalla los pros y contras de los salarios actuales en el país.
En un mercado laboral en el que han cambiado radicalmente las expectativas e intereses de los trabajadores en torno a un empleo, pensar que el sueldo es suficiente para retener al personal es un error. Es en este contexto en el que el salario emocional cobra relevancia, aunque sus beneficios pueden ir más allá de ayudar a que las personas permanezcan en una organización.
Emocional. El salario emocional es el conjunto de elementos monetarios y no monetarios que le ofrece una empresa a sus trabajadores. Es decir, va desde un ingreso justo hasta beneficios superiores a las prestaciones que marca la Ley Federal del Trabajo (LFT), un buen ambiente laboral, procesos de escucha activa, liderazgos positivos, entre otros factores.
“Es el conjunto de políticas, prestaciones, acciones que hace la organización para que los colaboradores se sientan satisfechos en su trabajo y puedan realizar mejor sus actividades. Ese conjunto de beneficios que provoca esta sensación de bienestar y de fidelidad en un grupo de colaboradores es lo que llamamos salario emocional y lo que hace es que el trabajo sea significativo”, explica Rosalinda Ballesteros, directora del Instituto de Ciencias de la Felicidad de la Universidad Tecmilenio.
De acuerdo con “Análisis de tendencias y salarios 2021” de Hays las tres principales razones por las cuales las personas dejarían un empleo son la falta de oportunidades de crecimiento, el sueldo y el clima organizacional.
Informes. Entre otros informes que dan cuenta de que el ingreso no es el único elemento valorado, un reporte de LinkedIn muestra que a partir de la pandemia por la Covid-19 los mexicanos priorizan una buena conciliación entre la vida laboral y personal, una remuneración y beneficios excelentes, seguridad laboral, contar con compañeros y una cultura inspiradora, tener un liderazgo abierto y eficaz, retos profesionales y condiciones laborales flexibles. Aunque los trabajadores perciben de manera distinta el trabajo y han dejado de verlo únicamente como una fuente de ingresos, sino como un espacio donde se tiene una experiencia, Rosalinda Ballesteros afirma que el salario emocional no sustituye al sueldo.
“Va en conjunto con una remuneración monetaria adecuada, el salario emocional no sustituye a una remuneración monetaria adecuada y reglas legales”, subraya. En eso coincide Cecilia Mansilla, especialista en Desarrollo Profesional de Udemy, el salario emocional es un complemento a la percepción económica y es por ello que sirve como un elemento de retención. “La realidad es que si el salario económico no supera al emocional, este último pierde su razón de ser. Para que esto no ocurra, primero debemos considerar que el primero sea lo suficientemente competitivo para que las necesidades materiales sean cubiertas de manera satisfactoria e incluso superarlas. Hecho esto, el salario emocional necesita ser planeado con base en una estrategia integral”, expone la especialista.
Además de ayudar en la retención de talento, Rosalinda Ballesteros asegura que favorece a tener una alta productividad sostenida. “Cuando hay un salario emocional adecuado, la productividad es ascendente y sostenida.