Desde la fisonomía de su once titular, la potencia, la presión alta y la velocidad con la que resolvió el partido, con dos goles en sólo 25 minutos de Matheus Cunha y Renan Lodi a los que sumó otros tres después de Luis Suárez, Antoine Griezmann y Joao Félix (0-5), el Atlético de Madrid divulgó este jueves su ambición en la Copa del Rey frente al Rayo Majadahonda, al que ganó de principio a fin, sin el más mínimo margen a la sorpresa, advertido como estaba del fracaso de los dos últimos años, pero con un contratiempo: la lesión del goleador francés en el tramo final del duelo.
Una victoria lógica, que debía obtener sí o sí, porque la diferencia es tan grande como innegable entre los dos equipos, más aún en el estadio Wanda Metropolitano al que trasladó el partido el Rayo Majadahonda. La economía manda (hubo 17.769 espectadores, cuando en el Cerro del Espino caben 3.376). Pero la forma con la que se planteó el partido el Atlético desprendió mucho más que un simple triunfo. Ha aprendido la lección, Tan alertado estaba Simeone por los batacazos sonoros de los dos últimos cursos en la Copa del Rey.