Las autoridades del país actualizaron este martes la lista de los fallecidos identificados.
Cuarenta y tres de los 56 migrantes fallecidos en el accidente ocurrido el 9 de este mes en la carretera de Chiapa de Corzo-Tuxtla Gutiérrez han sido reconocidos hasta ahora por sus familiares, informaron fuentes oficiales.
Las autoridades del país actualizaron este martes la lista de los fallecidos identificados, de los cuales 37 son originarios de Guatemala, cinco de República Dominicana y uno de El Salvador.
El migrante salvadoreño identificado como Leonardo Sebastián Hernández Leyva, de 16 años de edad, que viajaba no acompañado, falleció tres días después del percance en el hospital Gilberto Gómez Maza de Tuxtla Gutiérrez.
El cuerpo fue ingresado al servicio médico forense (Semefo) de la capital de Chiapas. En horas recientes fue identificado por sus familiares.
La lista oficial de fallecidos señala que 19 cuerpos se encuentran en el Semefo de Tuxtla Gutiérrez; 15 en el del municipio de Pijijiapan y 12 en Tonalá, a donde fueron trasladados por falta de espacios de conservación.
Este lunes, fueron entregados a familiares los cuerpos de cuatro migrantes dominicanos y dos guatemaltecos, con los cuales suman en total diez los repatriados. Los cadáveres salieron de las instalaciones del Semefo de Tuxtla Gutiérrez Pijijiapan y Tonalá.
Los seis cuerpos repatriados el lunes corresponden a Juniel Mordan, Juan Alberto Soto Castillo, Angel Lizandro Lugo García y Frantoni Reynando Matos González, originarios de República Dominicana; de Guatemala, Reymi Yoel Guerrero Soto y Daniel Arnulfo Pérez Ux.
Los féretros son colocados en carrozas funerarias que están a cargo del traslado, presuntamente al aeropuerto, para su transportación aérea.
En la víspera navideña los deudos acuden a la delegación de la Fiscalía General de la República para los trámites y al Semefo para identificar y recibir los cuerpos. La mayoría de los deudos son personas pobres que viajan de comunidades y pueblos originarios de Guatemala.
El Semefo está ubicado en un área rural de la colonia Loma Bonita, en el sur de la capital de Chiapas, donde el dolor y el llanto de familiares se agudiza al recibir los cuerpos.