El líder del FPLT, Debretsion Gebremicheal, ofreció un "cese inmediato de las hostilidades".
Adís Abeba,- El Gobierno de Etiopía rechazó este martes la oferta de alto el fuego hecha por los rebeldes de la región norteña de Tigré, con los que libra una guerra desde hace más de un año.
"¿Alto el fuego de quién? Esa es la cuestión", afirmó la portavoz del Ejecutivo, Billene Seyoum, en una rueda de prensa en Adís Abeba.
"El Gobierno ya se comprometió a un alto el fuego" en junio pasado, al que los rebeldes del Frente Popular de Liberación de Tigré (FPLT) se refirieron como "una broma enfermiza", recordó la portavoz.
El líder del FPLT, Debretsion Gebremicheal, ofreció un "cese inmediato de las hostilidades", en una carta enviada al secretario general de la ONU, António Guterres, fechada el pasado domingo y hecha pública este lunes.
Debretsion anunció también el repliegue a territorio tigrino de sus tropas posicionadas en otras regiones del país, como las vecinas Afar y Amhara, una de las condiciones del Ejecutivo etíope para entablar negociaciones en favor de una solución negociada al conflicto.
"No sé cómo una entidad ilegítima puede enviar semejante carta a un organismo de la ONU", espetó hoy Billene, cuyo gobierno considera al FPLT una organización terrorista.
"Cualquier solución política se centrará siempre en la justicia y la rendición de cuentas y también en el diálogo", dijo la portavoz, al matizar que las condiciones de ese diálogo se plantearán "a su debido tiempo".
El Gobierno federal, remarcó, "tiene la obligación de mantener la paz para garantizar la integridad territorial y las operaciones de las diferentes fuerzas federales garantizarán que se mantenga la integridad territorial" y añadió que "el FPLT no es más una amenaza para la estabilidad de Etiopía".
De hecho, la portavoz aseguró que el Ejército etíope y sus fuerzas aliadas se encuentran en "las fases finales" para expulsar a "elementos" que quedan de los rebeldes en Afar y Amhara, pese al anuncio del repliegue hecho por Debretsion.
La guerra estalló el 4 de noviembre de 2020, cuando el primer ministro etíope, Abiy Ahmed, ordenó un ataque contra el FPLT, partido gobernante hasta entonces en Tigré, en represalia por un ataque a una base militar federal y tras una escalada de tensiones políticas.
Desde finales de octubre de este año, el FPLT consiguió avanzar sus posiciones hacia el sur y amagó con la posibilidad de marchar sobre Adís Abeba, que también es sede de la Unión Africana.
El temor a que los rebeldes pudiesen atacar la capital de Etiopía -segundo país más poblado de África y un importante aliado de Occidente en la región- impulsó los esfuerzos diplomáticos de la comunidad internacional para conseguir una solución negociada.
Miles de personas han muerto y unos dos millones han tenido que abandonar sus hogares en Tigré debido al conflicto, según la ONU.