Nueva Zelanda, que ya ha vacunado con la pauta completa a más del 90 % de su población objetivo, acelerará la administración de una dosis de refuerzo.
Sídney (Australia).- El gobierno de Nueva Zelanda informó este martes de que retrasa hasta finales de febrero su plan de reapertura sin cuarentenas, debido a la rápida expansión en otros países de la variante ómicron de la COVID-19.
El país oceánico, que mantiene un número bajo de contagios y decesos con el virus y ha implementado una de las políticas más duras del mundo durante la pandemia, tenía previsto permitir desde mediados de enero la entrada libre de cuarentena a los neozelandeses y residentes en Australia ya vacunados.
El ministro para la Respuesta contra la COVID-19, Chris Hipkins, argumentó en un comunicado que la medida busca "frenar la rápida expansión (de la ómicron) que estamos viendo en el extranjero"."No hay duda de que esto es una decepción y alterará a muchos sus planes de vacaciones, pero es importante establecer estos cambios hoy para que (los viajeros) puedan considerar a tiempo sus planes", remarcó Hipkins al subrayar que esta política es "absolutamente necesaria" para continuar protegiendo a las personas.
A pesar de que el ministro no hizo mención a los viajeros del resto del mundo, que según está todavía previsto podrán entrar en el país sin cuarentena a partir de mediados de abril, se supone que estas nuevas medidas también afectarán a la larga a los planes previamente anunciados.
Nueva Zelanda, que ya ha vacunado con la pauta completa a más del 90 % de su población objetivo, acelerará la administración de una dosis de refuerzo."Si bien es probable que dos dosis (de vacuna) den un buen grado de protección contra la enfermedad grave de ómicron, es probable que una tercera dosis ofrezca una gran protección contra la transmisión de la COVID-19 y reduzca la posibilidad de infecciones más severas", incidió el ministro.
Nueva Zelanda también anunció que amplía de 7 a 10 días las cuarentenas a la entrada al país y reduce a 48 horas previas al viaje la necesidad de un test negativo de la COVID-19.
El país oceánico acumula desde el inicio de la pandemia 13,495 casos confirmados de la COVID-19, incluidos 49 decesos, y anunció el pasado jueves su primer caso de ómicron dentro de sus fronteras en un viajero vacunado y que dio positivo mientras permanecía en un centro de cuarentena.