El abrazo de su mujer le inyecta una nueva dosis de adrenalina y entonces retoma un poco de aliento.
Extenuado, Dario Castro recupera fuerzas a un costado de la meta que lo vio cruzar en primer lugar del Maratón de la Ciudad de México. Casi no tiene fuerzas, pero aún así carga a su hija, que lo mira sin entender por qué de pronto todos quieren hablar con su papá. Luego, el abrazo de su mujer le inyecta una nueva dosis de adrenalina y entonces retoma un poco de aliento.
El atleta mexicano acaba de ganar el Maratón en la capital de su país, algo que no ocurría desde el 2009. La gente lo busca, le llueven felicitaciones. “Son muchos años aquí en la Ciudad de México, yo radico aquí, en la alcaldía Iztapalapa, ganar en casa me pone contento”, dice con sencillez.