Violencia contra la mujer
La violencia contra las mujeres y las niñas, advierte Naciones Unidas, es una de las violaciones de los derechos humanos más graves, extendidas, arraigadas y toleradas en el mundo. Ellas sufren diversos tipos de violencia en todos los ámbitos de su vida y bajo múltiples manifestaciones: en el hogar, en el espacio público, en la escuela, en el trabajo, en el ciberespacio, en la comunidad, en la política, en las instituciones, entre otros.
A nivel global, 1 de cada 3 mujeres ha sufrido violencia física y/o sexual a lo largo de su vida, y en algunos países esta proporción aumenta a 7 de cada 10, señala la OMS.
En México, según el Inegi, al menos 6 de cada 10 mujeres ha enfrentado un incidente de violencia; 41.3% ha sido víctima de violencia sexual y, en su forma más extrema, 9 mujeres son asesinadas al día, de acuerdo con cifras también de la Conapo, y ONU Mujeres.
27% de las mujeres de 15 años y más padeció al menos un incidente de violencia ejercida por su actual o más reciente pareja, pero, además, fuera del ámbito de estas relaciones, 15.5% fue víctima de violencia por parte de un desconocido, vecino o amigo; 3.4% padeció violencia perpetrada por algún familiar distinto a la pareja, y 1.0% reportó haber vivido violencia por parte de un profesor o compañero de la escuela.
Las mujeres también son víctimas de violencia y discriminación en el ámbito laboral. A cerca de 15% les fue requerido un certificado de no gravidez como requisito para su ingreso al trabajo, o las despidieron por embarazarse, o les redujeron el salario.
Por si fuera poco, el feminicidio ha alcanzado proporciones alarmantes en México. Se estima que en los últimos 25 años ocurrieron más de 35 mil defunciones de mujeres con presunción de homicidio, aunque existen dificultades para dimensionar esta incidencia, ya que los sistemas actuales de información y registros administrativos en el país no están diseñados para brindar datos apropiados.
RETOS
Si bien en México existe un amplio marco normativo para proteger los derechos humanos de las mujeres, la falta de armonización de las leyes estatales y de los códigos y procedimientos penales con la normatividad federal, ha dado lugar a tratamientos diferenciados que constituyen un obstáculo para garantizar su derecho a vivir una vida libre de violencia. A pesar de los esfuerzos de las políticas públicas para atender la violencia contra las mujeres, aún queda un largo camino por recorrer para garantizar a las víctimas el acceso a servicios integrales y multidisciplinarios para su atención, y el acceso a la justicia.
Para superar estos desafíos y alcanzar los objetivos de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible, es imperante atender las causas estructurales de la violencia, promover marcos normativos y de política pública que sean integrales, fortalecer a las instituciones estatales, así como a la sociedad civil, generar información estadística y evidencia que se encuentren alineados a estándares internacionales, y, por supuesto, proveer servicios accesibles de calidad para la atención de víctimas de violencia.
En el marco del próximo 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, atendamos el llamado de pintar el mundo de naranja y terminar de tajo con este flagelo en todas sus manifestaciones. Solo así, nuestra sociedad podrá ser justa y serena. ¿O usted qué opina?