Se trata de una dolencia cerebral fatal y degenerativa que afecta al ganado y que puede infectar a los humanos si se consume carne contaminada.
La Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz), el mayor centro de investigación en salud de Brasil y referencia en América Latina, descartó este jueves que dos pacientes que actualmente están hospitalizados en Río de Janeiro hubieran contraído la enfermedad asociada con el mal de las vacas locas.
Tras considerar los aspectos clínicos y radiológicos, la entidad señaló que los dos casos son sospechosos de tener la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob (CJD), un trastorno cerebral degenerativo y una dolencia muy poco frecuente.
"Esta forma esporádica no está relacionada con el consumo de carne", señaló el Instituto Nacional de Infectología Evandro Chagas (INI), entidad adscrita a la Fiocruz, en un comunicado divulgado hoy.
Los dos pacientes fueron hospitalizados y aislados en la sede del Instituto bajo la sospecha inicial de que hubieran contraído Encefalopatía Espongiforme Bovina, más conocida como "enfermedad de las vacas locas" en humanos.
De acuerdo con informaciones de la Secretaría municipal de Salud, los dos pacientes residen en barrios de la zona metropolitana de Río de Janeiro, pero, por temas de confidencialidad, se desconoce su identidad, su género, su edad y la fecha de su ingreso al hospital.
La Encefalopatía Espongiforme Bovina fue conocida mundialmente a mediados de la década de los 80 tras un brote en el Reino Unido que provocó el sacrificio de millones de cabezas de ganado.
Se trata de una dolencia cerebral fatal y degenerativa que afecta al ganado y que puede infectar a los humanos si se consume carne contaminada.
En septiembre pasado, el Ministerio brasileño de Agricultura confirmó el registro de dos casos atípicos de la llamada enfermedad de las vacas locas en animales, uno en el estado de Mato Grosso -que cuenta con el mayor rebaño del país- y otro en el estado de Minas Gerais.
Según explicaron las autoridades sanitarias brasileñas e internacionales, por tratarse de casos atípicos -es decir, que surgen de forma espontánea y no por transmisión entre los animales- no ofrecen riesgo para la salud humana.