Los rebeldes de la norteña región etíope de Tigray declararon hoy que la metodología del informe de Amnistía Internacional sobre la presunta violencia sexual cometida por ellos en la región vecina de Ahmara es "preocupantemente defectuosa".
En un comunicado, la Oficina de Asuntos Externos de Tigray indicó que "sería fácil desestimar el contenido del informe" debido a que está basado "en una aplicación de videollamada a distancia, así como en testimonios autocomplacientes de funcionarios regionales y federales".
No obstante, señaló, "el Gobierno y el pueblo de Tigray no aprueban ningún acto de violencia sexual ni la brutalización de los no combatientes, independientemente de la identidad de los autores".
"Si nuestra investigación descubre que los combatientes de Tigray han cometido realmente estos crímenes, el Gobierno de Tigray llevará a los autores ante la justicia", agregó al señalar que los atroces crímenes que les atribuyen no reflejan la verdadera naturaleza de sus fuerzas, "respetuosas de la ley y disciplinadas".
Amnistía Internacional publicó este miércoles un informe en el que denunció la violación de al menos dieciséis mujeres (quince de ellas violadas en grupo) en la región etíope de Amhara por rebeldes del Frente Popular de Liberación de Tigray (FPLT).
Según un funcionario de la Oficina del Gobierno local para Asuntos de la Mujer, la Infancia y la Juventud, 71 mujeres denunciaron haber sido violadas entre los pasados 12 y el 21 de agosto -tiempo en que el FPLT controló la ciudad de Nifas Mewcha, en Amhara-, una cifra que el Ministerio de Justicia etíope sitúa en 73 víctimas.
Organizaciones de derechos humanos, como la propia AI o Human Rights Watch (HRW), ya denunciaron durante el conflicto el uso de la violencia sexual "como arma de guerra", perpetrada sobre todo por las fuerzas Eritreas, aliadas del Gobierno etíope y aún presentes en la parte occidental de Tigray.
Según una investigación conjunta de la Oficina de Derechos Humanos de la ONU y la Comisión Etíope de Derechos Humanos publicada el pasado día 3, todas las partes que luchan en el conflicto han cometido actos de violencia sexual y otros abusos.
La guerra entre los rebeldes de Tigray y el Ejecutivo central estalló el 4 de noviembre de 2020, cuando el primer ministro etíope, Abiy Ahmed, ordenó una ofensiva contra el FLTP, partido que gobernaba entonces la región, en reacción a un ataque a una base militar federal.
Hasta ahora miles de personas han muerto, dos millones han sido desplazadas internamente en Tigray y al menos 75.000 etíopes han huido al vecino Sudán, según datos oficiales.