El segundo camino por conquistar debió ser El Palmito, sin embargo un deslave que ensució la pista con lodo y rocas, lo evitó.
Durango, Durango. – La carrera panamericana vivió uno de sus días más exhaustivos luego de recorrer casi 800 kilómetros en su quinta etapa, de Aguascalientes a Durango. Desde el primer trazo fue retador. En Río Chico, la niebla apareció para mandar un mensaje de alerta a los tripulantes, aunque fue donde más velocidad consiguieron.
El segundo camino por conquistar debió ser El Palmito, sin embargo un deslave que ensució la pista con lodo y rocas, evitó que lo motores se pusieran en marcha. La organización del evento prefirió no jugar con la suerte y canceló definitivamente el tramo, dando paso inmediato al tradicional ‘Espinazo del Diablo’.