La directora Tatiana Huezo apostó por no recrearse en la violencia, sino solo insinuarla como un "monstruo latente".
La película "Noche de fuego", de Tatiana Huezo fue seleccionada para representar a México en la edición 94 de los Premios Oscar, así lo anunció hace unos momentos la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas. Las nominaciones para la edición 2022 de los premios de la Academia se anunciarán el 8 de febrero.
"Noche de fuego" cuenta la historia de Ana y sus dos mejores amigas, Paula y María, que viven en una aldea de las montañas de Guerrero, muy cerca de Acapulco pero también de Ayotzinapa, lugar de la desaparición forzada de 43 estudiantes en 2014.
Ayotzinapa. Es un territorio "muy golpeado por la desigualdad y la pobreza, por al narcotráfico, el cultivo de amapola, las minerías...", un ejemplo de los muchos conflictos que suceden con gran frecuencia en gran parte de México, explicó la directora tras la proyección de un filme en el Festival de San Sebastián.
Una película que adapta la novela "Prayers for the stolen", de Jennifer Clement, pero llevada al personal terreno de Huezo, conocida por documentales como "El lugar más pequeño" (2011) y "Tempestad" (2016).
"Ha sido un reto increíble y muy emocionante", reconocía en un coloquio la directora, a quien cautivó el libro de Clement, pero que quiso separarse de él a la hora de llevarlo al cine.
Clement. Mientras que la novela de Clement parte de una niña liberada por sus captores que cuenta su historia, la película de Huezo se centra en cómo esas tres amigas son forzadas por sus madres a cortarse el pelo y a esconderse cada vez que llegan los grupos de narcotraficantes que se llevan a las niñas, de las que no se vuelve a saber nada.
Narrada en dos etapas, la de la niñez y la adolescencia de las tres amigas, la historia está contada de forma directa y sin adornos, pero sin mostrar de forma explícita una violencia que marca la vida de la gente -mujeres en su mayoría- que viven en la aldea.
El guión. Para escribir el guion, Huezo miró hacia su infancia, contempló a su hija y pensó en el mundo que le ha tocado vivir. Y a partir de ahí puso en pie una película que es ficción, pero que podría haber sido uno de sus documentales. La diferencia está en pequeños matices, en algunas escenas de breve felicidad que salpican la rutinaria y dura vida de las niñas.
"Conozco profundamente lo que significa que un ser amado desaparezca, secuestrado o asesinado", resaltó Huezo, quien recordó que es una situación que se da "en muchos lugares de México". Quiso contar esa realidad desde la perspectiva de una niña, unos ojos inocentes. "Es la gran tragedia de México", opinó la directora. "Estamos un poco enfermos del espectáculo de la violencia y nos ha inmunizado". Por eso, quiso evitar más violencia como la que a diario se puede ver en los medios de comunicación.