El 12 de octubre de 1492 se llevó a cabo uno de los acontecimientos que más han marcado la historia del mundo y este es el descubrimiento de América por parte de los españoles, encabezado según los libros de texto por Cristóbal Colón, quien llegó a San Salvador después de haber partido del Puerto de Palos (España) dos meses y nueve días atrás, no sin varios intentos de amotinamiento y sin saber realmente a dónde había llegado, pues creía haber encontrado las Indias. Hoy, a 529 años, el día de la raza se ha nombrado ya de formas distintas, como lo son el día de la hispanidad o de los pueblos indígenas; en otras latitudes se le llama también el encuentro de las dos culturas, ya que muchos latinoamericanos creen que no existe nada qué celebrar para esta fecha y las razones son muy claras.
Por un lado, la mezcla cultural entre dos continentes totalmente distintos desemboca en lo que somos hoy en día sin mucho que se pueda hacer. Sin embargo el proceso para llegar a la actualidad es lo que a muchos no le convence y es que al llegar los españoles con ciertas tecnologías más avanzadas, creían haber encontrado a una civilización inferior y por ende sintieron derecho de apoderarse de ella colonizándola. Aprovechándose de que los indígenas los creían dioses lograron despojarlos de sus bienes, pero para cuando estos se dieron cuenta de que no era lo que creían era demasiado tarde, pues ya estaban sumidos en la esclavitud y en el desarraigo de sus creencias, religiones y costumbres para ya no poder dar marcha atrás.
Es así como hace más de medio milenio comenzó uno de los genocidios indígenas de mayor proporción en la historia de la humanidad, con un imperio español que sembró un régimen de terror y barbarie; las tierras fueron saqueadas y nuevas enfermedades europeas como la viruela fueron motivo de muertes al por mayor entre los nativos de América por no haber desarrollado con anterioridad los anticuerpos necesarios. Así, todo lo anterior terminó en el derrumbe de culturas, lenguas y miles de años de evolución para imponer, a través de la religión, un nuevo mundo a imagen y semejanza de los españoles mismos.
La conquista de América no fue para nada un bonito cuento de un encuentro entre dos culturas diferentes que se aprendieron mutuamente y sacaron provecho uno del otro, pero tampoco es un hecho que pueda cambiarse y por consiguiente uno del que se pueda pedir una disculpa al día de hoy, como lo llegó a exigir el jefe del ejecutivo Andrés Manuel López Obrador al rey de España Felipe VI en marzo de 2019, porque es ridículamente absurdo. Lo que sí es algo que podemos aprender de todo esto es a no repetir la historia, conocerla para aprender de los errores cometidos, evitar caer en el racismo, mucho del cual surgió a raíz de esta mezcla de civilizaciones, pero tal parece que en vez de eso hacemos todo lo contrario. Hoy en día el desprecio a nuestras propias civilizaciones indígenas es un pan que se come caliente a diario, el menosprecio a las entidades rurales es más que evidente y el clasismo del que somos parte va en aumento creyéndonos superiores a otros por su posición. Entonces ¿qué nos diferencia de los colonizadores? Nomás digo...
“El mar dará a cada hombre una nueva esperanza, como el dormir le da sueños“ -Cristóbal Colón