Salud mental en tiempos de pandemia.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) instituyó el Día Mundial de la Salud Mental, cada 10 de octubre, a fin de incrementar en todo el mundo el conocimiento público sobre las enfermedades mentales, así como la promoción de campañas globales para la educación en la materia.
Con motivo de este día, la OMS alerta que aproximadamente "cuatro de cada cinco personas que necesitan atención por trastornos mentales, neurológicos y por uso de sustancias en los países con ingresos bajos y medios-bajos, no la reciben".
Consciente de eso, la OMS hace un llamado a Estados e instituciones a trabajar bajo el entendido de que "la salud mental influye en la salud del cuerpo, y a la inversa. Por ejemplo, los adultos mayores con enfermedades como las cardiopatías presentan tasas más elevadas de depresión que quienes no padecen problemas médicos. Por el contrario, la coexistencia de depresión no tratada y cardiopatía en una persona mayor puede empeorar esta última".
La Federación Mundial de Salud Mental inició en 1992 la celebración del Día Mundial de la Salud Mental, que sirve a muchos países y organizaciones para concienciar a la población de estos problemas y fomentar un debate abierto sobre los trastornos mentales, así como las inversiones en servicios de prevención, promoción y tratamiento.
De acuerdo con la Biblioteca Nacional de Medicina de EU, la salud mental incluye nuestro bienestar emocional, psicológico y social. Afecta la forma en que pensamos, sentimos y actuamos cuando enfrentamos la vida. También ayuda a determinar cómo manejamos el estrés, nos relacionamos con los demás y tomamos decisiones. La salud mental es importante en todas las etapas de la vida, desde la niñez y la adolescencia hasta la adultez y la vejez.
Por su parte, la Organización Panamericana de la Salud (OPS), aclara que el miedo, la preocupación y el estrés son respuestas normales en momentos en los que nos enfrentamos a la incertidumbre o lo desconocido o situaciones de cambios o crisis. Así que es normal y comprensible que la gente experimente estos sentimientos en el contexto de la pandemia por COVID-19.
La OPS manifiesta que al temor de contraer el virus, se suma el impacto de los importantes cambios en nuestra vida cotidiana provocados por los esfuerzos para contener y frenar su propagación. Ante las nuevas y desafiantes realidades de distanciamiento físico, el trabajo desde el hogar, el desempleo temporal, la educación de los niños en el hogar y la falta de contacto físico con los seres queridos y amigos, es importante que cuidemos tanto nuestra salud física como mental.
Para ello, tanto la OMS como la OPS hacen un puntual llamado a identificar señales de alarma, como cambios en la alimentación y trastornos del sueño, incapacidad para afrontar los problemas o las actividades de la vida diaria, sensación de desconexión, pensamientos inusuales o con motivo de dañarse o hacer daño, así como cambios extremos de humor, ira excesiva y abuso de sustancias.
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