La empresa Nissin se extendió al extranjero en cooperación con diversas compañías de Corea del Sur (1963) y Taiwán (1968).
Para quienes crecieron en la década de los 90 era común comer durante el recreo escolar un vaso de sopa instantánea, era barata y estaba lista en apenas tres minutos, se servía con limón y uno o dos pesos de salsa Valentina (porque a veces la vendían aparte). Aquel alimento que conocieron en el receso, se convirtió su comida fuerte durante la preparatoria, la universidad y hasta en la botana dominguera.
Las sopas instantáneas se popularizaron en México a finales de los 80, hay quienes las conocieron primero en la frontera con Estados Unidos, donde las preparaban con salchichas, jamón y se comían con galletas saladas; en recetas más recientes se les ha agregado todo tipo de ingredientes como aguacate, cebolla, birria, chetos y esquites.
Tiempo después, Momofuku Ando comercializó ese invento en su empresa Nissin y, de acuerdo con los investigadores, pronto surgieron diversos productos de competencia.
La idea, según contó en su autobiografía, surgió al ver una fila enorme de personas vestidas con harapos y que tiritaban de frío frente a un puesto de ramen. Así que decidió inventar una preparación sencilla, barata y fácil de suministrar para resolver el problema del hambre en Japón después de la Segunda Guerra Mundial.
En julio de 2005 el “magic ramen” se convirtió en Space Ramen, cuando fue uno de los alimentos que viajó al espacio en el transbordador espacial Discovery, fue parte de la despensa del astronauta japonés Soichi Noguchi.
La empresa Nissin se extendió al extranjero en cooperación con diversas compañías de Corea del Sur (1963) y Taiwán (1968), en este último se lanzó el ramen instantáneo con sabor a sopa de pollo que al principio no gustó mucho, pero tras ajustar la fórmula se volvió en el producto más vendido en el país.
De acuerdo con la Revista del Consumidor, las sopas instantáneas se popularizaron por su practicidad y facilidad para almacenar, sin embargo, no tienen valor nutritivo, contienen exceso de sodio y además incorporan glutamato monosódico, un aditivo común en alimentos procesados que tiene como función hacer que la lengua resulte más receptiva a los condimentos.