SAN SEBASTIÁN, 18 sep.
Icíar Bollaín presentó este sábado en San Sebastián "Maixabel", su largometraje número once, en el que se atreve a profundizar en los encuentros restaurativos, una realidad poco conocida fuera del País Vasco (norte de España), de la que Maixabel Lasa es ejemplo y referente de una nueva actitud para la convivencia.
En el año 2000, la banda terrorista ETA asesinó al político socialista español Juan Mari Jáuregui. Años más tarde, su viuda, Maixabel Lasa, accedió a reunirse con el asesino.
La película sobre ese encuentro se presentó hoy a concurso en la Sección Oficial del Festival de San Sebastián, donde compite por cuarta vez para ganar la Concha de Oro.
Sin ser un "biopic", la cinta es muy rigurosa con los hechos; Isa Campo ha llevado la mayor parte del peso del guion y los diálogos, explicó Bollaín a Efe, aunque las dos hicieron entrevistas: "Con Maixabel Lasa, con su hija María, con víctimas, con mediadores, con amigos que fueron a los encuentros, con otros que no..."
"Hemos intentado hacer el puzzle desde muchos lugares", también con lecturas, artículos de prensa, documentales y vídeos reales que ilustran y apoyan la cinta, protagonizada por Blanca Portillo, como Maixabel, y Luis Tosar, en el papel del etarra Ibon Etxezarreta.
La viuda de Juan Mari Jáuregui es protagonista, pero también lo son los etarras arrepentidos que, en 2011, quisieron pedir perdón a sus víctimas en los encuentros restaurativos que se llevaron a cabo en la prisión de Nanclares de Oca, en la provincia vasca de Álava.
En opinión de Bollaín, la cinta "no solo toca el perdón, sino la posibilidad de redención, de arrepentimiento, pero también de comunicación, de entendimiento. Y es universal. Se refiere, por supuesto, a ETA y a sus víctimas, pero la justicia restaurativa se aplica en casos de violencia extrema, también en delitos comunes".
"Y hay una búsqueda de la verdad por parte de Maixabel, ella quiere saber por qué, si conocían a Juan Mari, por qué él y no otro, y esa búsqueda -señala- también me parece potente, es un motor, su motor".
La directora de "También la lluvia", con la que ganó tres premios Goyas, va un poco más allá: "Entiendo que hay ahora como una eclosión de películas sobre el tema vasco, pero es que teníamos que hacerlas, y tenemos que hacer más".
"Han sido cinco décadas de espanto y hay muchísimo que contar; es cierto que ayuda ese poquito de distancia y que hace diez años que ETA no mata. Pero el mundo de ellos no está sabido, en realidad -reflexiona- el de las victimas, tampoco".
La cinta lleva "cargas de profundidad", reconoce la directora de "Te doy mis ojos" (2003), y "La boda de Rosa" (2020) que no oculta "los muchos nervios y las muchas expectativas" que tienen con la película.
"Yo creo que va a remover, porque es un espejo. La película cuenta cosas que pasaron, y esto es imbatible. Además -apunta- hay gente que aún no ha hecho esta viaje y cuando ve a estos hombres hacerlo, de verdad, remueve".