La ONU pidió hoy que todos acuerden un alto el fuego sin condiciones y que acepten negociar una tregua duradera.
Ginebra,- El conflicto de Etiopía puede causar la división de ese país y extenderse más allá de sus fronteras afectando al resto de Estados del Cuerno de África, dijo hoy la alta comisionada de la ONU para los derechos humanos, Michelle Bachelet, ante el Consejo de Derechos Humanos.
"Los reclamos deben ser atendidos a través de esfuerzos de paz y de reconciliación para evitar el riesgo de que Etiopía se divida, con implicaciones profundas en el país y el resto del Cuerno de África", dijo la alta responsable al informar de lo ocurrido en los últimos dos meses en Tigray, el territorio del norte de Etiopía donde se focaliza este conflicto, que empezó hace diez meses y enfrenta al Ejército gubernamental y a fuerzas rebeldes tigriñas.
La alta comisionada recalcó ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU que la solución a este largo episodio de violencia, con trasfondo étnico, solo podrá lograrse a través de un diálogo político y felicitó los esfuerzos que está haciendo la Unión Africana en este sentido.
El conflicto se ha expandido recientemente a regiones vecinas de Tigray, en particular a Afar (este) y Amhara (suroeste), lo que junto con "otros focos de violencia intercomunitaria aumenta el riesgo de que el conflicto se propague por el Cuerno de África", advirtió.
El informe que ha preparado la Oficina de Bachelet en relación con la situación de la población de Tigray, a partir de las informaciones recogidas sobre el terreno por sus propios observadores, indica que la mayor constante han sido las violaciones masivas de los derechos humanos y de todas las consideraciones humanitarias mínimas por una y otra parte.
En los últimos meses han abundado informaciones sobre detenciones arbitrarias masivas, asesinatos y violencia sexual, entre otros crímenes, lo que ha llevado a que los muertos por este conflicto se cuenten por miles, al desplazamiento forzoso de cerca de dos millones de personas y a que 75.000 etíopes hayan huido al vecino Sudán, según datos oficiales.
El Ejecutivo etíope anunció el pasado 28 de junio un "alto el fuego unilateral humanitario" y el Ejército se retiró de varias ciudades tigriñas -incluida la capital, Mekele-, pero las fuerzas amharas, que peleaban junto al gobierno y anexionaron zonas sobre las que reivindican derechos históricos, continúan allí.
La ONU pidió hoy que todos acuerden un alto el fuego sin condiciones y que acepten negociar una tregua duradera.
Bachelet sostuvo que numerosas denuncias sobre graves violaciones de los derechos humanos implican a fuerzas gubernamentales y a sus aliados, entre ellas detenciones masivas de civiles tigriños, así como la incitación al odio contra este grupo étnico.
Por su parte, los rebeldes tigriños también serían responsables de graves crímenes, como el ataque y matanza de personas desplazadas que se encontraban en un campamento de la región de Afar, así como el reclutamiento de niños soldados.