“La propuesta no trata de defender el derecho al aborto sino el derecho de la mujer a decidir libremente sobre su vida”.
Tal fue el argumento del ministro Luis María Aguilar Morales cuando en fechas recientes, en votación unánime, el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) declaró inconstitucional la penalización del aborto, por lo que el criterio es ahora obligatorio para todos los jueces del país.
“No tiene cabida dentro de la doctrina jurisprudencial de este Tribunal Constitucional, un escenario en el cual la mujer no pueda plantearse el dilema de continuar o interrumpir su embarazo por un corto periodo de tiempo al inicio de la gestación, pues ello equivaldría a asumir que su dignidad y autonomía personal pueden modularse y restringirse en función de supuestos basados en un constructo social que, antes que mujeres independientes, las configura como instrumentos de procreación", señala el proyecto avalado por la Corte.
Como era de esperarse, tal resolución de la máxima instancia judicial del país causó escozor y una honda polarización en una sociedad de por sí ya dividida.
A favor o en contra podrían darse argumentos que van desde lo religioso, lo moral y lo ético, hasta lo biológico y científico. Sin embargo, debe entenderse que pese al sentir y pensar de cada persona, el fallo de la SCJN recae estrictamente en lo legal.
Como religioso, he de decir que mis principios me apegan al llamado “derecho a la vida”, pero como ciudadano y ente político-social, he de reafirmar el pleno entendimiento que cada ser coexistente en esta república debe tener del Estado laico.
Y ese Estado laico gobierna para todos y debe garantizar los derechos para todos, sin distingo alguno.
Cierto es que en ese mismo sentido podría argumentarse el derecho de los no-nacidos, para lo cual únicamente puedo fiarme de la sólida base declaratoria del ministro Aguilar Morales.
Aunque nadie puede dar una cifra exacta, se estima que en México se realizan entre 750 mil y un millón de abortos clandestinos anuales. Eso calculó la doctora Fátima Juárez, en un estudio del Instituto Guttmacher que cita al Director Médico de Marie Stopes México y a la Directora General de Fondo María, organizaciones dedicadas a facilitar que las mujeres accedan a interrupciones legales del embarazo.
Más allá de esa cantidad de abortos clandestinos, lo preocupante son las condiciones en que se realizan, pues no todas las mujeres cuentan con el acompañamiento necesario para afrontar cabalmente su decisión.
La resolución de la Suprema Corte, además de abrir la esperanza a un aborto seguro, agita las expectativas sobre los andamiajes legales que la acompañarán y que, desde mi perspectiva, deben ir desde lo preventivo hasta la conclusión final de la decisión de cada mujer.
Como ocurre en otros escenarios que han hecho pasar a México por debates similares al planteado hoy, al final solo podemos apegarnos al criterio de que tener un derecho no lleva consigo un ejercicio tácito del mismo. Y ante los embates morales de cada frente, basta quedarnos con lo que alguna vez recitó el maestro Facundo Cabral: “Nadie puede dar consejos, no hay hombre que sea tan viejo”.
Nos leemos la próxima semana…
Macroeditor Web
@afchavezfelix